Enagás ha terminado 2024 asumiendo pérdidas de 299,3 millones de euros, afectadas por la desinversión de su 30,2% en Tallgrass Energy y un fallo arbitral desfavorable vinculado al gasoducto sur peruano (GSP). La venta de Tallgrass resultó en pérdidas de 363,7 millones de euros, mientras que el laudo arbitral de GSP añadió pérdidas de 245,7 millones de euros. Sin embargo, más allá de estos acontecimientos adversos, la empresa registró un beneficio neto de 310,1 millones de euros, un 3,2% más que el año anterior. Este mejor rendimiento financiero se atribuye a una efectiva rotación de activos y a un riguroso control de los gastos operativos.
La venta de Tallgrass Energy por 1.100 millones de dólares fue crucial para que Enagás fortaleciera su posición financiera el año pasado. La inversión resultante permitieron una reducción significativa de la deuda neta en 943 millones de euros, quedando en 2.404 millones de euros al final del año.
Además, la empresa recibió un fallo favorable del CIADI que obliga a Perú a abonar a la compañía 194 millones de dólares. Este fallo se considera un reconocimiento a la conducta adecuada de Enagás en su inversión en el GSP.
Para 2030 Enagás planea realizar una inversión de 4.035 millones de euros, destinando 3.125 millones al desarrollo de infraestructuras para el hidrógeno renovable. Este paso forma parte de una estrategia más amplia para aumentar sus activos regulados a cerca de 5.000 millones de euros, con la expectativa de que los activos relacionados con el hidrógeno superen a los de gas natural para 2030.
En línea con la sostenibilidad, la filial energética tiene como objetivo alcanzar la neutralidad de emisiones para 2040, manteniendo altos estándares ESG.
