El acrónimo «ASG», que pretende representar, de forma genérica, los aspectos Ambientales, Sociales y de Gobernanza en las actividades empresariales, se ha popularizado, sobre todo en los medios financieros. Y la popularización ha llevado a la generalización y ésta a la confusión, lo que tiene además efectos perversos sobre la responsabilidad de las empresas ente la sociedad. ASG pervierte a la sostenibilidad empresarial.
- Responsabilidad social, sostenibilidad empresarial y criterios ASG
Empecemos por aclarar las diferencias entre los términos más usados:
- Responsabilidad ante la sociedad: Gestión de las actividades, estrategias, políticas, cultura, procesos, etc. de la empresa para mitigar sus impactos negativos y potenciar los positivos, mejorando su contribución, presente y futura, a la sociedad.
- Sostenibilidad empresarial: Resultado de la implementación de la responsabilidad.
- ASG: Algunos criterios para describir algunas de las actividades empresariales, en algunos aspectos ambientales, sociales y de gobernanza.
Es muy posible que esta conceptualización de lo que debe ser la responsabilidad de la empresa ante la sociedad no coincida con la idea que muchos tienen. Definitivamente es una concepción más amplia de la que suele ser de aceptación generalizada. Para muchos es hacer «cositas sueltas» en la A (p.e. reciclaje), o en la S (acción social, filantropía) o en la G (código de ética y anticorrupción), que puedan proporcionar algún beneficio a la sociedad.
En la práctica no se suele distinguir entre responsabilidad social y sostenibilidad empresarial, aunque una sean los medios y la otra los resultados.
- Deficiencias y efectos perversos de la ASG.
¿Se puede hablar de «la ASG»? Muchos, sobre todo en los medios y mercados financieros lo hacen, como si fuera un concepto definido, algo concreto. Pero ASG son solo un conjunto de criterios usados por las calificadoras de riesgo y algunos fondos de inversión para tipificar algunas actividades de las empresas. Y cada uno los selecciona, define y agrupa como mejor le parece. Hay tantas ASG como usuarios. Adolecen de muchas deficiencias como representantes de la sostenibilidad empresarial pero solo comentamos algunas:
Sobre simplificación: Pretenden reducir a una serie de indicadores, en solo tres aspectos de su actuación, la compleja y extensa actividad empresarial.
Intenciones versus impacto: La gran mayoría de los criterios ASG están basados ya sea en indicadores de la situación inmediatamente precedente (por ejemplo, emisiones, consumo de energía renovable) o en intenciones de hacer algo. No están basados en el impacto que tienen o tendrán. No están basados en la mitigación de impactos negativos que hayan tenido. Por ejemplo, se evaluaría positivamente que la empresa tenga un código de ética o una política anticorrupción, cuando lo que importa son los resultados de la aplicación, no su existencia. Igualmente, si la empresa reporta que su consejo tiene un 30% de mujeres, ello es indicativo de su competencia, de su activa participación, del impacto que tienen en la toma de decisiones y su implementación, o si la representación es genuina. La responsabilidad está en el impacto, no en la intención.
Impactos negativos: Los criterios ASG no suelen considerar los impactos negativo, por ejemplo sobre la salud (tabacaleras, bebidas azucaradas) o sobre la cohesión familiar (casas de apuestas), ni la evasión y elusión fiscal, ni el cabildeo contra las regulaciones sociales y ambientales. La reducción de las emisiones de una empresa petrolera se considera como un impacto positivo cuando el impacto global es negativo.
La gestión: Los criterios ASGno consideran la integración estratégica, táctica, funcional y comunión de objetivos. Ignoran las interrelaciones entre ellos, cada uno se considera por separado, cuando puede y debe haber sinergias positivas o, en casos de impactos negativos, la mitigación de sus efectos. La responsabilidad es integral.
Gobernanza de la sostenibilidad: Los criterios ASG, en la “G”, suelen centrarse en la operación del Consejo, políticas anticorrupción, código de ética, etc. Pero no consideran los efectos positivos o negativos de las políticas, procesos, procedimientos, incentivos internos, positivos y negativos, y la cultura de la empresa, que es terreno en que se desarrolla esa sostenibilidad.
Estrategia de responsabilidad: Los criterios ASG (generalmente una veintena de indicadores) no pueden capturar la riqueza del papel que la empresa juega y quiere jugar en la sociedad.
La simpleza de tres letras, que favorece su popularización, también favorece la confusión. Así como pocos entienden lo que es la responsabilidad de la empresa ante la sociedad, pocos entienden que quiere decir ASG, que es un potpurrí de indicadores muy parciales, a la medida del interesado. Cuando se está en contra de alguno de los criterios, por ejemplo, la diversidad, se generaliza a toda “la ASG”, y con ello, vía la confusión, se demoniza la contribución de la empresa a la sociedad y el medio ambiente.
Posiblemente no se habría presentado tanta reacción negativa si en vez de usar el término ASG, sinónimo de actividades separadas, se usara “responsabilidad de la empresa ante la sociedad” con la connotación de “responsabilidad” o “sostenibilidad empresarial” con la connotación de la utilización eficiente y efectiva de los recursos. Es más difícil oponerse a “responsabilidad” o “sostenibilidad”, que a la “ASG” (“no sé lo que es pero estoy en contra”).