China ha decidido establecer nuevos aranceles sobre productos agrícolas provenientes de Estados Unidos, los cuales entrarán en vigor este lunes. Esta decisión representa una medida reactiva a los recientes aranceles impuestos por Donald Trump. Según informa el Ministerio de Comercio de China, los aranceles tendrán un impacto del 15 % sobre el pollo, el trigo y el maíz, y del 10 % sobre la soja, la carne de cerdo, productos del mar y lácteos.
«China nunca ha buscado deliberadamente que Estados Unidos tenga un déficit comercial con nosotros. La situación es resultado de las dinámicas del mercado y de las estructuras económicas de ambos países. Sin embargo, EE. UU. también ha obtenido enormes beneficios gracias a su comercio con China». Ha comunicado Mao Ning, portavoz del Ministerio de Exteriores, y añade que perseguir una reciprocidad absoluta es absurdo y que «los que inician una guerra comercial acaban perjudicándose a sí mismos».
Las relaciones comerciales entre EE. UU. y China se han agravado tras el incremento de los aranceles por parte de Trump a productos chinos, atribuyendo su decisión a una medida estratégica para combatir el tráfico de fentanilo. Sin embargo, China ha respondido calificando estas justificaciones como un «pretexto» y ha subrayado que su política contra las drogas «es de las más estrictas a nivel mundial». Pekín enfatiza que «otorga gran importancia al control del fentanilo».
Los nuevos aranceles tendrán un efecto notable en el sector agrícola estadounidense, que depende en gran medida del mercado chino. Actualmente, Brasil y Ucrania han superado a EE. UU. como los principales proveedores de maíz, y Brasil también es un importante proveedor de soja para China.
El Ministerio de Agricultura de Brasil ha estado «animando activamente a los agricultores a contemplar la expansión de la producción» de maíz y sorgo, dado que China absorbe una gran parte de estos productos en el ámbito global. Esta circunstancia podría representar una oportunidad para que Brasil refuerce su posición en el mercado agrícola chino.
Por otro lado, la embajada china en Washington ha advertido que el país está «preparado para luchar hasta el final si EE. UU. desea una guerra, ya sea comercial o de otro tipo». Pekín ha afirmado que las amenazas y la coerción no darán resultados y que mantendrá una postura «firme» contra el «hegemonismo» estadounidense.