Cabe recordar que la administración de Donald Trump comunicó ayer un arancel del 25% a la importación de automóviles extranjeros, una medida que sacudió a la industria del motor global.
El presidente justificó la decisión como una estrategia para proteger la industria nacional y reducir la dependencia de fabricantes extranjeros. Sin embargo, los efectos de esta política podrían tener consecuencias globales, especialmente en el sector de los coches eléctricos, donde Tesla se encuentra en plena batalla con el gigante chino BYD.
Sin embargo, España ha logrado esquivar el golpe gracias a un cambio en su modelo de exportación: aunque ya no envía vehículos terminados a Estados Unidos, sus empresas siguen presentes en el mercado norteamericano a través de la industria auxiliar. Esta peculiar situación coloca al país en una posición única dentro del conflicto comercial entre Washington y Bruselas.
España: un golpe suave pero fuertemente preocupada
A diferencia de Alemania y otros países europeos, España apenas exporta coches a Estados Unidos. De hecho, en 2023 se vendieron solo 51.703 vehículos, y en 2024 la cifra ha sido nula tras el cese de las exportaciones de modelos como la Mercedes Vito (fabricada en Vitoria) y la Ford Transit Connect (producida en Almussafes hasta abril de este año).
Sin embargo, el impacto de los aranceles podría sentirse en la industria de componentes. España sigue exportando piezas a países como Alemania y México, que a su vez envían vehículos ensamblados a Estados Unidos. La Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac) ha señalado que, aunque el daño directo será casi nulo. Aún así, desde el Gobierno expresan su decepción con la medida afirmando que cualquier medida proteccionista repercute negativamente. Carlos Cuerpo, ministro de Economía, Comercio y Empresa afirmó: «estamos promoviendo una respuesta unificada a nivel europeo, queremos llegar a acuerdos con EEUU, pero no vamos a ser ingenuos: vamos a responder de manera ágil y proporcionada porque en Europa tenemos las herramientas para hacerlo».
Por su parte, la patronal de proveedores de automoción, Sernauto, ha mostrado mayor preocupación. Estados Unidos es el octavo socio comercial del sector de proveedores españoles, con exportaciones por valor de 1.021 millones de euros. Aunque no es una cifra dominante, sigue siendo un mercado estratégico que podría verse afectado.
Europa alerta: Alemania persigue una negociación y el futuro de Cupra en duda
Quien realmente está entre la espada y la pared es la industria automovilística europea. La Unión Europea destina un 16% de su producción de automóviles al mercado estadounidense, lo que equivale a aproximadamente 750.000 unidades al año. Las exportaciones de vehículos europeos a Estados Unidos alcanzaron los 50.889 millones de euros en 2024. Alemania es el país más afectado, con 32.709 millones en exportaciones, seguido de Italia y Suecia.
Ante este escenario, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) ha pedido a Trump que reconsidere su decisión. Sigrid de Vries, directora de la asociación, explicó la magnitud de la contribución europea: «Los fabricantes de automóviles europeos llevan décadas invirtiendo en EEUU, creando empleo, impulsando el crecimiento económico en las comunidades locales y generando cuantiosos ingresos fiscales para el Gobierno estadounidense», declaró este jueves. Exportan entre el 50 % y el 60 % de los vehículos que fabrican en EEUU.
En Alemania, la industria ha exigido al gobierno que negocie con Estados Unidos para evitar una escalada de tensiones comerciales. La presidenta de la patronal automovilística alemana (VDA), Hildegard Müller, ha advertido de que los aranceles supondrán una “carga significativa” para las empresas y las cadenas de suministro globales.
Uno de los fabricantes europeos que podría verse afectado es Seat-Cupra, que en los últimos meses ha explorado su entrada en el mercado estadounidense. Wayne Griffiths, presidente ejecutivo de la empresa, manifestó que «estamos trabajando en distintas alternativas, porque no todo es blanco o negro» y añadió que «si queremos estar en EEUU, tienes que fabricar en la región, también en México».
Mientras tanto, las bolsas ya han sufrido las consecuencias de la noticia. Las acciones de las principales automovilísticas europeas han caído en bolsa, con pérdidas significativas para compañías como Stellantis (-4,23%), Mercedes-Benz (-2,69%) y Volkswagen (-2,88%).
El tiro por la culata
De Vries también señala que los aranceles “no solo impactarán las importaciones hacia Estados Unidos, lo que probablemente repercutirá en los consumidores estadounidenses, sino que las medidas sobre las piezas afectarán a los fabricantes locales que producen para la exportación”. En 2024, Estados Unidos importó productos del sector automotriz por un valor de 475.000 millones de dólares, de los cuales casi la mitad correspondieron a vehículos.
De hecho, este jueves Ferrari fue la primera en anunciar que aumentará el precio de sus autos de lujo en hasta un 10 % en Estados Unidos “debido a las informaciones preliminares sobre la posible implementación de aranceles a las importaciones de vehículos de la Unión Europea en Estados Unidos”, según un comunicado de la empresa.
La guerra eléctrica: Tesla contra BYD
Por otro lado, la guerra arancelaria también llegó a la trinchera de Tesla. BYD, La compañía china se convirtió en 2023 en el mayor vendedor de vehículos eléctricos del mundo, derrocando a a su competidor.
El propio Elon Musk ha reconocido la amenaza: “Si no hay barreras comerciales, la mayoría de las otras compañías de automóviles serán aniquiladas por la competencia china”, advirtió en una reciente conferencia. Sus palabras reflejan el temor de muchas marcas estadounidenses y europeas, que ven cómo el avance de los fabricantes chinos está cambiando las reglas del juego.