Cinco preguntas para la Fed ante la subida de tipos

En principio, se esperaba que este movimiento (el primero al alza en casi una década y con siete años en niveles cercanos a cero a nuestras espaldas) se produjera en la primavera de 2015, pero el mal tiempo enfrió, y nunca mejor dicho, la economía estadounidense, por lo que la autoridad monetaria prefirió esperar a tener sobre la mesa los datos de la primera mitad del año para testar la fortaleza de la actividad norteamericana. Indicadores que no convencieron, a pesar de mejorar, retrasando la subida de los tipos a septiembre y, en esta ocasión, las incertidumbres en torno a China y los emergentes, llevaron a la Fed a no dar el paso (de nuevo).

Ahora, con una tasa de paro en el 5%, la creación de 200.000 empleos al mes, unas expectativas de inflación al alza (aunque cuestionadas constantemente por el hundimiento del petróleo y las materias primas), el miedo a los excesos (burbujas) derivados de estas políticas ultracomodaticias y declaraciones tanto de su presidenta, como de importantes miembros de la Fed, apuntando a un aumento del precio del dinero parece que Yellen "no tiene otra salida".

¿Por qué debe subir los tipos la Fed?

Desde Citi son tajantes: la autoridad monetaria "debe" subir los tipos porque ya lo ha anticipado, por la necesidad de generar confianza en la recuperación, para contentar los nerviosismos de una parte de su Consejo sobre los riesgos de los excesos de activos y mercados, y ante la posibilidad, no tan remota, de no poder volver a hacerlo en el futuro.

Ahora bien, al hacerlo debe utilizar como ejemplo la reciente inestabilidad en los mercados derivada de la última reunión del BCE para ser muy prudente en su política de comunicación. En este sentido, "debe" aclarar que el nivel de tipos objetivo es menor que el de otros ciclos alcistas; que alcanzarlo puede llevar tiempo, todo el que haga falta; y que no se puede descartar volver a ampliar el carácter expansivo de la política monetaria si fuera preciso en el futuro.

¿Qué va a pasar con los mercados?

El nerviosismo en torno a la decisión de la Fed, sumado a la sangría sufrida por el crudo, lleva semanas lastrando a los mercados, por eso, no son pocos los expertos que consideran que la noticia está descontada y no habrá grandes reacciones a la baja, pues también la sobreventa existente debería limitarlas. Sin embargo, nos encontramos con la advertencia generalizada sobre su "lenguaje" en un entorno de volatilidad e inestabilidad que hace posible cualquier desenlace tanto en Bolsas, como en renta fija o divisas.

Históricamente, JP Morgan Asset Management (AM) destaca que la renta variable cae "ligeramente al principio en la primera subida de tipos y luego se han recuperado hasta nuevos máximos. Independientemente de la reacción inicial, pensamos que el mercado lo verá como una señal de fortaleza de la economía de Estados Unidos".

En este sentido, Link Securities añade: "Si de verdad el objetivo de la Fed es que todo este tema ‘no se le vaya de la manos’, sus miembros deberán modificar a la baja sus expectativas de tipos para el próximo ejercicio. De cumplirse estas premisas, entendemos que los mercados encontrarán en ello el catalizador que falta para iniciar el tradicional ‘rally navideño’".

Por su parte, el Departamento de Análisis de Bankinter es mucho menos optimista y considera que es "es difícil creer que el mercado reaccionará positivamente ‘cuando la acción comience’ este miércoles. La Fed transmite tranquilidad cuando dice que las subidas serán poco intensas y espaciadas en el tiempo, pero en realidad nunca ha actuado así. Al menos no en los tres últimos procesos de incrementos: entre junio 2004 y junio 2006 subió 425 puntos básicos (hasta 5,25%), entre junio 1999 y junio del 2000 subió 125 (hasta 6,50%) y entre marzo 1994 y febrero 1995 subió 300 (hasta 6,00%)".

Así, advierten que no "debemos esperar demasiado de las Bolsas esta semana, aunque una parte importante del mercado argumente que ‘esta vez es diferente’ (¿cuántas veces no se ha empleado esta frase de forma banal?), es como pedirle a Yellen que nos engañe un poco con los tiempos y la profundidad de las subidas para así estar algo más tranquilos de momento".

¿Cómo va a subir los tipos la Fed?

Para Capital Economics las palabras de la autoridad monetaria ligarán el segundo aumento del precio del dinero "específicamente" al desarrollo de los acontecimientos para cumplir con sus objetivos de pleno empleo e inflación en el 2%. Asimismo, no les sorprendería que rebajaran sus proyecciones sobre los tipos para finales de 2016 y 2017, probablemente en respuesta a un recorte mayor de sus estimaciones de precios.

Ahora bien, la firma considera que aunque la inflación general actualmente está apenas por encima de cero y la subyacente muy por debajo de la meta, el "mal comportamiento actual se debe principalmente a la caída de las materias primas y al repunte interrelacionado del dólar en los últimos 18 meses". Factores que, en su opinión, han enmascarado "un claro repunte sobre los precios, así como de la utilización de capacidad hasta niveles más normales", y que "se desvanecerán dramáticamente en los próximos seis meses".

Por tanto, creen que la Fed tendrá que abandonar su filosofía "gradual" con los tipos llegando a casi el 2% a finales del año que viene y al 3,5% para el cierre de 2017. Mientras, Bankinter añade que una vez realizado el primer incremento, la Fed abandonará el "sistema de rango y establecerá un nivel único".

¿Paridad? A vueltas con euro y dólar

Por su parte, Barclays recuerda que los contratos de futuros sobre los fondos federales a diciembre de 2016 apuntan "sólo" a dos incrementos del precio del dinero, por lo que el rango objetivo de los mismos se mantendrá entre el 1% y el 1,25%. Creen que "la dependencia de la Fed de los datos sugiere que la próxima ronda de apreciación del dólar podría tener que esperar hasta que los indicadores futuros justifiquen otro aumento de tipos".

Más a corto plazo, Bankinter cree que Yellen "sonará muy cauta por lo que el dólar podría apreciarse un poco pero no más allá de 1,08", por lo que sitúan el rango estimado semanal entre los 1,08 y los 1,10 dólares.

Bank of America Merrill Lynch, quien descarta otro "taper tantrum" ("rabieta" de los mercados cuando en 2013 comenzó la reducción del programa de compra de activos, QE), señala que el dólar parece haber "superado" las divergentes políticas monetarias de ambos lados del Atlántico a principios de año. "Parece poco probable que el ‘billete verde’ se aprecie otro 15% ó 20% el próximo año".

También habla de un dólar más débil Steen Jakobsen, economista jefe de Saxo Bank, pues recuerda que la divisa "su nivel máximo el día de la primera subida en cinco de los últimos seis ciclos de aumento de tasas".

¿La puntilla definitiva para los emergentes?

Señalan desde el broker estadounidense que los indicadores de vulnerabilidad extrema son hoy en día mejores en la mayor parte de los emergentes, mientras que el posicionamiento de los inversores globales es menos extremo que en 2013.

Ahora bien, reconocen que muchas economías en desarrollo operan por debajo del potencial y otros importantes bancos centrales se están moviendo en dirección contraria a la Fed. El resultado, por todos conocido, es un dólar más fuerte, unas commodities hundidas, un elevado grado de incertidumbre y una fragilidad extrema en los mercados de capitales.

Con todo, esperan muchas menos perturbaciones que durante el "taper tantrum", pues la autoridad monetaria estadounidense no va a llevar a cabo un ciclo alcista típico, "planea normalizar gradualmente los tipos a medida que la propia economía se normaliza, sólo seguirá aumentando si la actividad mejora" y esto debería crear efectos positivos para la economía mundial que beneficiará a los emergentes.

Asimismo, la liquidez global no va a "secarse" con este despegue del precio del dinero en Estados Unidos, pues otros bancos centrales continuarán con sus políticas monetarias expansivas. Mientras, aunque el sentimiento es muy negativo en torno a los países en desarrollo, las valoraciones podría decirse que son baratas; al tiempo que los fundamentales de muchos han mejorado ostensiblemente, y sus reservas de divisas no se han deteriorado de forma significativa a pesar de la reciente debilidad. 

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