Sobreponderada entre los gestores, recomendada por los analistas, con potencial (por valoración) y ‘vientos a favor’ (euro, política monetaria, recuperación…), Europa no logra, ya no superar a Wall Street, ni si quiera alcanzarla. Como muestra, un botón: más de un 6% gana en lo que va de año el S&P 500, la mitad, algo más del 3%, sube el Euro Stoxx 50. Las promesas de reactivación económica de Donald Trump espolean a la Bolsa neoyorquina, a pesar de que nos encontramos ante un ciclo de tipos al alza por parte de la Reserva Federal (Fed) y de la fortaleza del dólar. Por el contrario, el auge de los denominados ‘populismo’ y la cargada agenda electoral del Viejo Continente se imponen en los precios, aunque el Banco Central Europeo (BCE) reitera constantemente su compromiso con los estímulos y el euro tiende a debilitarse. Al mismo tiempo, los economistas reconocen que el ciclo está mucho más avanzado en Estados Unidos; mientras que las ganancias empresariales en Europa se están revisando al alza, el crecimiento avanza hacia niveles previos a la crisis y la macro es positiva en general. Así, a pesar de la apuesta por la renta variable del Viejo Continente, “hasta ahora los inversores no están poniendo su dinero donde su boca”, señala Witold Bahrke, estratega de Nordea Asset Management (AM). Y es que, “al tiempo que muestran optimismo, carecen de la convicción para seguirlo”. Los tres lastres de Europa Explica este experto que, desde una perspectiva top-down, “observamos tres factores que justifican el escepticismo (…) Y para que el optimismo se transforme en convicción, al menos dos de ellos deben girarse a favor de Europa”. El primero, como no podía ser de otra forma, son las elecciones que plagan la agenda del año, sumada a las consecuencias aún inciertas del Brexit. Ahora bien, “si la región evita el empoderamiento de los partidos populistas, podemos esperar un significativo rally de alivio, al menos en el corto plazo”. El mayor peligro, apunta, son los comicios de Francia (la probabilidad de que Le Pen gane en segunda ronda aún es baja, matizan); mientras, en Alemania la principal formación de este tipo está perdiendo adeptos; y en Italia, “el Movimiento Cinco Estrellas (M5S) es su peor enemigo”. Por otra parte, añaden, lo cierto es que “no cuentan con el apoyo del establishment (como sí sucedió en Reino Unido y Estados Unidos). Este aislamiento no impide resultados electorales negativos, pero sí los deja en desventaja”.
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