Preocupan las perspectivas económicas del gigante asiático y la pesada cadena que arrastran desde hace tiempo los países latinoamericanos añade un eslabón más. "Si llega el caso, creemos que los peores temores sobre China (y por extensión Latinoamérica) son exagerados", afirman los analistas de Capital Economics.
Sin embargo, reconocen que "si bien la depreciación de algunas de sus divisas está comenzando a mejorar la posición comercial de algunas regiones, es evidente que el ‘dolor’ causado por el fin del ‘super ciclo’ de las materias primas y el necesario ajuste de la demanda interna continúa profundizándose. Tanto el crecimiento como los precios de los activos probablemente permanecerán deprimidos aún", concluyen estos expertos.
Y es que, aunque esperan cierta recuperación en las commodities, "sobre todo el cobre, que apoyaría a la renta variable de Chile y Perú, no es probable que las valoraciones se acerquen ni de lejos a los máximos históricos en los últimos años. Esto, unido a los problemas internos de países como Brasil, lastrará a los mercados locales".
Desde Citi recuerdan que el déficit por cuenta corriente de Latinoamérica ha sido responsabilizado de la debilidad económica del área. "Y en parte es cierto", reconoce su estratega en España, José Luis Martínez Campuzano, aunque no es tanto un problema de competitividad como un deterioro del propio comercio, caída de la demanda de las materias primas y de sus precios. ¿Qué podría hacer la región para luchar contra esto a corto plazo?", se pregunta.
Teniendo en cuenta la elevada dependencia del sector exterior, especialmente de las commodities, es "complicado confiar en que el comercio sea capaz de liderar la recuperación del área sin una mejora del contexto exterior. O, en sentido opuesto, el ajuste de precios interno y caída de la demanda debería ser demasiado elevado en la zona para que actuara de motor del crecimiento. Y la depreciación de las monedas en estos momentos tiene efectos financieros más negativos que los positivos en términos de competitividad".
Con todo, una opción es mejorar la interrelación comercial entre países, "como en su momento se hizo en Asia. En este momento, consideradas las exportaciones entre países sobre el total, equivalen a un 20% frente al 55% en Asia". Ahora bien, "es la mayor apertura a la inversión internacional y flexibilidad en la producción, de mayor valor añadido, lo que realmente es clave para que el impulso comercial se consolide como un motor estable de la recuperación. Y más allá del impacto favorable (o no) cíclico de las exportaciones de commodities".
Por su parte, Barclays reconoce que "la volatilidad ha disminuido, pero el ‘telón de fondo’ fundamental ha empeorado", pues salvo casos excepcionales, "el impulso del crecimiento en los emergentes se ha ralentizado aún más. Ante los temores que despierta China, los bruscos movimientos de las materias primas y la salidas de capital, cualquier respiro para los activos emergentes será frágil y es probable que cualquier beneficio derivado del retraso de la subida de tipos de la Fed sea limitado".
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