El cruce de declaraciones entre Kiev y Moscú deja en el aire que ambos países alcancen la paz, pero por lo menos demuestra que se están dando pasos para alcanzar un acuerdo. Esta mañana el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, y el de Rusia, Vladimir Putin, han mantenido una conversación telefónica en la que han abordado un alto fuego permanente en las regiones de Donetsk y Lugansk. La antigua república soviética se ha apresurado a comunicarlo pero el Kremlin ha matizado el anuncio.
Un portavoz del gobierno ruso ha confirmado la conversación pero ha explicado que Rusia no forma parte del conflicto con Ucrania y no puede anunciar una tregua. Rusia puntualiza a que es un levantamiento interno entre las fuerzas ucranianas y milicias rebeldes.
Aunque la comunidad internacional constata una ocupación del territorio ucranio por parte de Rusia, el Gobierno de Putin se esfuerza en explicar que el levantamiento de los rebeldes rusos no tiene nada que ver con el Kremlin.
Detrás de las matizaciones existe una voluntad para alcanzar la paz en Donetsk y Lugansk. "Intercambiaron opiniones sobre lo que hay que hacer en primer lugar para poner fin cuanto antes al derramamiento de sangre en el sureste de Ucrania", ha explicado el Kremlin a medios locales.
El principio de acuerdo se produce en un momento en que las tropas prorrusas están avanzando en las zonas rebeldes que recuperó el ejército ucraniano las pasadas semanas.
Por su parte la Unión Europea ha anunciado que aumentará las sanciones a Rusia al no retroceder en su posición de anexionarse Crimea y pretender hacerse con el control de Donetsk y Lugansk. Los 27 plantean un aislamiento institucional, económico y financiero en coordinación con el G-7. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha criticado, tras conocerse el comunicado, la actuación de Europa que se ha mostrado "complaciente" con la situación. Obama desconfía que el alto fuego sea permanente y sirva para algo.
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