La ONG estima que la Unión Europea pierde 70.000 millones de euros cada año como consecuencia de la elusión del impuesto de sociedades. Esta cifra está basada en el cálculo del desfase fiscal de la UE por el impuesto de sociedades; es decir, la diferencia entre los impuestos que los estados miembros esperan recaudar por el impuesto de sociedades y los que realmente recaudan. Para el cálculo, Oxfam ha utilizado datos sobre los ingresos por el impuesto de sociedades de la Comisión Europea para el periodo 2007-2012.
La evasión y elusión de impuestos por parte de las personas más ricas le cuesta a la Unión Europea 50.000 millones de euros al año. Además, la elusión de impuestos por parte de grandes multinacionales supone otros 70.000 millones de euros al año, un problema cuya magnitud ha evidenciado el reciente escándalo Luxleaks. La organización también ha señalado que se podrían recaudar ingresos adicionales a partir de la tasa a las transacciones financieras que 11 Estados miembro aplicarán en 2016.
Natalia Alonso, directora adjunta de Incidencia Política y Campañas de Oxfam, afirma: "Poner fin en Europa a la elusión de impuestos por parte de las élites más adineradas y las grandes multinacionales podría liberar recursos muy necesarios para revitalizar la economía europea y servicios públicos maltratados por las medidas de austeridad, como la sanidad. Es tan simple como eso".
"Que el presidente de la Comisión Europea haya diseñado un plan de inversión para Europa son buenas noticias, pero aún no está muy claro cómo conseguirá llevar la teoría a la práctica. Aún quedan muchas dudas sobre cómo convertirá mil millones de euros en 15.000 millones para destinar a inversiones en toda Europa. Juncker podría despejar algunas de estas dudas haciendo que las élites económicas y las multinacionales tributen de forma justa, en lugar de obligar a los ciudadanos y ciudadanas de a pie a pagar más mientras se acaba con los servicios públicos de los que dependen".
Europa necesita un sistema fiscal más justo que anteponga la transparencia a los intereses empresariales y que obligue a las empresas de todos los sectores a publicar cuáles son sus verdaderos beneficios y dónde pagan impuestos. Para acabar con la "guerra fiscal" entre los Estados que permite a las empresas pagar unos impuestos mínimos o inexistentes, es necesario desarrollar un enfoque fiscal común en Europa. También es necesario contar con registros públicos a nivel europeo de los beneficiarios de empresas y fondos para evitar que las personas oculten su dinero en paraísos fiscales
Los fondos recaudados a través de un sistema fiscal más justo deberían utilizarse para revitalizar los servicios públicos diezmados por las políticas de austeridad como, por ejemplo, la sanidad y la educación. También deberían destinarse recursos a impulsar la eficiencia energética y financiar proyectos de energías renovables en toda Europa ?claves para luchar contra el cambio climático?, en lugar de continuar desarrollando infraestructuras para las industrias de los combustibles fósiles. Ahora, la Unión Europea y el Banco Europeo de Inversiones deben evaluar de forma abierta y transparente qué proyectos financiar para garantizar que sus decisiones anteponen los intereses a largo plazo de la ciudadanía europea.
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