El Gobierno japonés sigue los pasos de las autoridades de Estados Unidos al exigir a los fabricantes la revisión de todas las unidades que pueden verse afectadas por el fallo.
El defecto se concentra en los infladores de los airbag que están equipados con un gas que puede degradarse con el paso del tiempo y determinadas condiciones de temperatura y humedad, un problema que puede provocar que el airbag estalle y proyecte fragmentos de metal hacia los ocupantes del vehículo.
De llevarse a cabo la revisión de estas unidades, el número total de revisiones ligadas a las bolsas defectuosas de Takata ascendería a cerca de 20 millones de vehículos solo en Japón.
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