Desde que Robert Brown descubrió el movimiento browniano en 1827, los científicos se han preguntado si podrían aprovechar este movimiento como fuente de energía. La investigación de Paul Thibado, profesor de física de la Universidad de Arkansas, proporciona una fuerte evidencia de que el movimiento del grafeno podría utilizarse como fuente de energía limpia e ilimitada. Así lo explica el profesor en un vídeo divulgativo. Según explica Thibado, que dirige la investigación, este descubrimiento podría “transformar nuestro ambiente, al permitir que cualquier objeto envíe, reciba, procese y almacene información, con la energía aportada únicamente por la temperatura ambiente” y por el movimiento de materiales 2D como el grafeno. El grafeno es un material 2D, es decir, está formado por una lámina del grosor de un átomo de carbono, y como tal, “viola las leyes de la física”. Pese a ello, su viabilidad se explica gracias a pequeñas fluctuaciones en los átomos de carbono que lo forman.
hemeroteca