España ocupa el puesto nº 37 en seguridad de la jubilación, según la edición 2016 del índice mundial de pensiones (Global Retirement Index, GRI) de Natixis Global Asset Management, con lo que cae un puesto con respecto a la edición de 2015. Desde la creación de este estudio en 2013, España no ha dejado de perder puestos en la clasificación.
"El descenso de España en el GRI demuestra que los ciudadanos españoles asumir una mayor responsabilidad en lo que respecta a la seguridad de su jubilación. Es importante que creen carteras que les permitan alcanzar la edad de jubilación con un nivel óptimo de seguridad financiera", señala Sophie del Campo, directora general para Iberia y Latinoamérica y responsable del área US Offshore de Natixis Global AM.
En una encuesta realizada por Natixis a inversores a comienzos de este año, el 67% de los españoles encuestados afirmó que la jubilación es su principal prioridad financiera. Además, el 78% de los inversores españoles siente que la responsabilidad de financiar su jubilación recae cada vez más sobre ellos.
"España se enfrenta a la compleja realidad de que habrá menos trabajadores sosteniendo a más pensionistas, y corresponde a las autoridades, a las empresas y a la industria de la inversión encontrar soluciones innovadoras para que los trabajadores puedan tener a su disposición las herramientas y los incentivos necesarios para ahorrar lo suficiente para la jubilación», añade Sophie del Campo.
Entre los países que se sitúan a la cabeza del índice en lo que respecta a la seguridad de la jubilación, el norte de Europa se encuentra entre los diez primeros, con Noruega en primera posición, seguida de Suiza, Islandia, Suecia, Alemania, los Países Bajos y Austria.
Las cuatro tendencias globales observadas desde Natixis en los países que lideran la clasificación son estos:
1. Acceso: El envejecimiento de la población activa y el aumento de la esperanza de vida en muchos países occidentales han provocado que los modelos tradicionales de reparto en las pensiones públicas sean insostenibles. A medida que los ciudadanos asumen una mayor cuota de responsabilidad a la hora de financiar la jubilación, los gobiernos de los países líderes deben garantizar que los trabajadores tengan acceso a planes de ahorro individuales o de empresa.
2. Incentivos: Las políticas más inteligentes refuerzan los incentivos para que los ciudadanos ahorren para su jubilación y así reducir los retos a largo plazo que plantea el sostenimiento de los pensionistas. El tratamiento fiscal ventajoso del ahorro para la jubilación ayuda a los trabajadores a ahorrar más, lo que eleva las probabilidades de que puedan satisfacer ellos mismos sus propias necesidades.
3. Participación: La afiliación automática a los planes de ahorro de empresa es un paso en la dirección correcta. Las políticas más sensatas también consiguen que los trabajadores alcancen un equilibrio adecuado en sus inversiones y reciban suficiente información para ayudarles a elevar al máximo las ventajas de la participación en estos planes.
4. Factores económicos: La seguridad de la jubilación va más allá de los propios vehículos de ahorro. Supone tener en cuenta a una población que envejece y vivirá con unos ingresos fijos. Tanto las políticas monetarias como las fiscales y sanitarias deben contribuir a que los pensionistas sean autosuficientes.
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