Más de 11 billones de dólares con rentabilidades negativas en el espectro de la renta fija soberana y, este mismo martes, también en la corporativa no financiera sin respaldo público, con Henkel y Sanofi emitiendo a tipos debajo de cero, es una de las principales ‘consecuencias’ de las políticas monetarias extraordinarias implementadas por los bancos centrales a lo largo y ancho del planeta.
Yields que lejos de ser una excepción han llegado para quedarse de la mano de las inyecciones de liquidez masivas del Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal (Fed), el Banco de Japón (BoJ) o el de Inglaterra (BoE). Y es que, no sólo la segunda parece bastante lejos de la normalización, sino que el resto han implementado (para hacer frente al Brexit la última) o van a implementar más…
Al mismo tiempo, las incertidumbres en torno a la economía global, con un crecimiento que apenas convence a economistas y expertos, más dudas que certezas en el ámbito geopolítico, y el constante peligro que supone la tambaleante recuperación europea o el debilitamiento de China, llevan a los participantes del mercado a buscar ‘refugio’ en los bunds alemanes o sus homólogos suizos o nipones.
En este contexto, Fitch cifra en 500.000 millones de dólares anuales el dinero que los inversores en renta fija están dejando de ganar por estas bajas rentabilidades (en relación con las yields disponibles en 2011).
"Los beneficios se han transferido de forma efectiva de inversores a emisores soberanos (…) esto plantea nuevos retos para los más dependientes de este tipo de rentas, como aseguradoras y fondos de pensiones, al tiempo que permite a los Gobiernos pedir prestado a tipos cada vez más atractivos", señala la firma.
En concreto, apunta, los mayores descensos en las rentabilidades los han experimentado España (hasta 422 puntos básicos) e Italia (413). Países que vieron como sus spreads se disparaban hace apenas cinco años en la cúspide de la crisis de deuda soberana de la Zona Euro.
En general, la rentabilidad de la deuda a diez años para los países monitorizados por la agencia ha bajado al 1,7% desde el 3,87% de julio de 2011.
"Algunos inversores sentirán el impacto de esta situación antes que otros. Teniendo en cuenta los significativos movimientos a la baja e los tipos en los últimos cinco años, muchos ya han visto grandes ganancias en sus carteras de bonos. Además, los balances de los bancos centrales han crecido considerablemente para mitigar el golpe de las tasas ultrabajs en los inversores privados", señalan estos expertos.
Ahora bien, reconocen, "para muchos de los que apuestan por estrategias de ‘comprar y mantener’ orientadas a rentas, el roll-off de los vencimientos requiere que nuevos fondos sean invertidos en cupones mucho más bajos. En caso de los los tipos sigan bajos durante un periodo prolongado, es probable que el beneficio potencial de muchas instituciones de inversión y fondos de pensiones grandes se vea erosionado".
Por otra parte, apuntan el abaratamiento de los préstamos a los Estados "tiene el potencial de que los Gobiernos pivoten hacia los estímulos fiscales para impulsar el crecimiento", existiendo al mismo tiempo el riesgo de un elevado endeudamiento, sobre todo si la mejora de la actividad sigue siendo débil y continúan las dudas sobre la eficacia de las políticas monetarias.
Al mismo tiempo, concluyen, muchas aseguradoras y fondos de pensiones tendrán que mirar a otras partes para obtener retornos, aumentando su riesgo de crédito, ante la escasez de atractivo de los activos seguros.
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