El reto demográfico al que se enfrenta el sistema de pensiones español es más que evidente. A partir de 2020 empezará a jubilarse la generación del ‘baby boom’, unos años en los que nacieron en España una media anual y extraordinaria de 650.000 personas. Si a eso añadimos que ese grupo de personas mantienen salarios medios más altos y una esperanza de vida mayor, el sistema ya puede hacerse una idea de la presión a la que se enfrenta en materia de gasto. La situación actual en los planes de pensiones españoles difiere, y mucho, del resto de países de la OCDE. El patrimonio ha crecido en los últimos años. Sin embargo, tal y como recuerda Miguel Colombás, responsable de Asset Management y Fondos de Inversión de Allianz Popular, “es el sistema individual el que impulsa ese crecimiento, porque el de empleo, más que sumar, resta”. El experto recuerda que el volumen de activos de los fondos de pensiones españoles se situó en 106.839 millones de euros a cierre de 2016. “Una cifra que habría que multiplicar casi por cuatro para alcanzar la media de los países OCDE (que ronda los 428.000 millones de euros)”, explica Colombás. España frente al resto En 2015, últimos datos disponibles, el volumen de activos de los fondos de pensiones frente al tamaño de su economía, medida por el PIB, se situó en el 82,4% para la media ponderada de los países de la OCDE. Sólo en cuatro países, el patrimonio de sus fondos de pensiones supera el tamaño de su economía (Holanda, Islandia, Suiza y Australia), mientras que todavía en muchos países de la OCDE no alcanzan el nivel mínimo recomendable del 25% del PIB. Los datos del organismo recogidos por Inverco evidencian cómo España ocupa uno de los lugares más bajos de este ranking, con un peso del patrimonio de los fondos de pensiones sobre PIB del 9,6%, frente a una media ponderada del 82,4% entre los países de la OCDE. Es decir, nueve veces menos.
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