La predisposición al riesgo de los inversores parece haber disminuido, si bien no se ha disipado, según apunta Richard Turnill, Director Mundial de Estrategia de Inversión en BlackRock: «el estable contexto económico debería apuntalar aún más la recompensa de asumir riesgos en renta variable». Como contexto, la renta variable global repuntó recientemente, los precios del Brent se incrementaron y la estabilización de los datos de la inflación subyacente estadounidense impulsó al alza las perspectivas de inflación a diez años en Estados Unidos. Asimismo, las empresas estadounidenses empezarán a comunicar sus resultados del primer trimestre esta semana. Los recortes fiscales deberían impulsar los beneficios, pero las presiones salariales suponen un riesgo. El experto de la gestora norteamericana destaca que los flujos de entrada en renta variable en enero, en niveles récord, «perdieron fuelle tras el desplome bursátil de febrero y el doble revés que suponen las tensiones comerciales y las preocupaciones relativas al sector tecnológico desde entonces. No obstante, los inversores parecen estar revisando sus exposiciones al riesgo, «en vez de eliminándolo completamente de sus carteras». A pesar del incremento de la incertidumbre económica, «observamos un contexto propicio para asumir riesgos en el futuro».
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