Abengoa revoluciona su cúpula directiva de cara a negociar con la banca acreedora y encontrar un nuevo socio que le salve del concurso de acreedores. El consejo de administración de Abengoa ha puesto este viernes todo el poder en manos del actual presidente de la compañía, José Domínguez Abascal, tras la renuncia del actual consejero delegado, Santiago Seage, que pasará a dirigir la filial americana Abengoa Yield.
José Domínguez Abascal pasa a ser presidente ejecutivo y le acompañará como director general, Joaquín Fernández de Piérola Marín, que hasta ahora ha sido presidente de la filial de Abengoa en México, que además ocupará el puesto de consejero ejecutivo que deja vacante Seage.
El cambio es significativo. El dirigente asumió la presidencia después que la banca presionara a la compañía para que Felipe Benjumea, fundador de Abengoa, abandonara la presidencia. Fue una de las condiciones que impuso para respaldar la ampliación de capital de 650 millones que todavía no se ha ejecutado y que es clave para supervivencia del grupo. Benjumea cedió pero colocó a un hombre de confianza en la presidencia. Ahora Domínguez Abascal asume toda la responsabilidad para dirigir Abengoa en el momento más difícil de su historia.
Por su parte, Santiago Seage abandona el máximo cargo ejecutivo después de siete meses. La compañía le nombró consejero delegado para sustituir a Manuel Sánchez, que renunció al cargo por razones estrictamente personales. Seage vuelve a la filial norteamericana Abengoa Yieldco como consejero delegado, puesto que ya desempeñó en la anterior etapa. El pasado miércoles, la filial anunció la incorporación de Seage tras la dimisión de Javier Aroz.
Abengoa Yieldco ha comunicado a la SEC que los cambios se producen en un contexto de ganar autonomía de la matriz y buscar un nuevo socio industrial "para acelerar su crecimiento". Abengoa se ha comprometido a fuertes desinversiones en su plan de negocio para sacar adelante la ampliación de capital.
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