Accionistas atrapados, ¿hay solución?

La Bolsa entraña riesgos, de eso no hay dudas pero más allá de que las acciones suban o bajen quizá el más temido por un inversor es quedar atrapado por la suspensión de una cotización. Normalmente, la suspensión es un mecanismo que se utiliza durante un periodo limitado de tiempo y que la CNMV utiliza para evitar el impacto en la acción cuando existen "circunstancias" que puedan afectar a su cotización. Este es el caso, por ejemplo, de si una empresa realiza una compra de otra compañía. Sin embargo, algunas empresas pueden quedarse en esta situación meses o incluso años.

En el caso de Martinsa la acción lleva suspendida desde el 14 de julio de 2008 y con la actual petición de liquidación la situación se complica para los accionistas. A la hora de cobrar en una situación de quiebra los propietarios de acciones se sitúan en el último lugar de las personas a las que adeuda la empresa.

Además de Martinsa, hay otra docena de empresas suspendidas entre el mercado continuo y el MAB. La CNMV recoge en su memoria anual que a finales de 2014 permanecían suspendidos de negociación en las bolsas los siguientes valores: Nyesa Valores (desde 29/09/11), Indo (desde 18/06/10), Cleop (desde 12/06/12), Fergo Aisa (desde 20/04/12), CAM (cuotas participativas, desde 9/12/11), Sniace (desde 9/09/13), La Seda de Barcelona (desde 17/06/13), Reyal Urbis (desde 19/02/13), Service Point Solutions (desde 03/02/14), Inmofiban (desde 09/04/14) y Vértice 360 (desde 15/04/14). Igualmente, a final de año permanecían suspendidas en el MAB: Bodaclick (desde 17/02/14), Zinkia (desde 26/02/14), Let´s Gowex (desde 06/07/14) y Carbures Europe (desde 08/10/14). "Estas suspensiones obedecieron en la mayor parte de los casos a la solicitud de la declaración de concurso de acreedores", añaden.

¿Qué puede hacer el accionista?

Si un inversor se queda atrapado en una acción que ha quedado suspendida puede optar por varias opciones. Una de ellas es esperar hasta que se levante la suspensión y tratar entonces de vender (si lo que quiere es deshacerse de las acciones). El problema de esta opción es que si la empresa ha sido suspendida por un concurso de acreedores puede que no vuelva a cotizar y acabe pidiendo la liquidación.

Otra opción es tratar de venderlas fuera de mercado. A pesar de que las acciones no coticen en Bolsa estas pueden transmitirse a un tercero, eso sí fuera de la cotización del mercado por lo que es necesario un acuerdo entre las dos partes. La forma más sencilla es acudir al banco o a la sociedad de valores que gestiona la cartera y hacer la petición. Tras esto, si se encuentra un comprador podrán venderse las acciones. Aquí también es previsible un descuento en el precio (además de las comisiones que pueda cobrar el banco) porque el comprador es quien se queda con unas acciones que quizá no vuelvan a cotizar. 

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