El fabricante japonés de automóviles Nissan ha tomado la decisión de desistir en su intento de establecer una fábrica de baterías para vehículos eléctricos en Kitakyushu, una ciudad ubicada en el sudoeste de Japón. Esta determinación está ligada a la necesidad apremiante de reducir gastos debido a los desafíos financieros que enfrenta la empresa. Este anuncio se realizó el pasado viernes por parte del director ejecutivo de Nissan, Teiji Hirata, después de sostener una reunión con el gobernador de la prefectura de Fukuoka, donde expuso que «no podemos evitar renunciar a esta inversión para estabilizar nuestra gestión».
La resolución fue adoptada a finales de abril en una junta directiva de la compañía. Nissan, que tiene programada la presentación de su informe financiero correspondiente al último ejercicio el próximo martes, ha anticipado que estima pérdidas netas entre 700.000 y 750.000 millones de yenes (equivalentes a 4.300 y 4.600 millones de euros) para el ejercicio que concluyó el 31 de marzo. Estas pérdidas se relacionan con los costes vinculados a su plan de reestructuración, entre otros factores.
El proyecto que se ha cancelado contemplaba una inversión de 153.300 millones de yenes (cerca de 940 millones de euros) para la creación de una planta dedicada a la producción masiva de baterías de fosfato de hierro y litio, conocidas por su coste reducido. La planta iba a construirse sobre un terreno de 150.000 metros cuadrados y se esperaba que comenzara a operar en el ejercicio fiscal 2028. El Ministerio japonés de Economía, Comercio e Industria había ofrecido subvenciones para el proyecto por un valor de hasta 55.700 millones de yenes (340 millones de euros), que han quedado anuladas tras la suspensión del plan.
Nissan atraviesa un periodo financiero complicado, agravado por la política arancelaria agresiva del presidente estadounidense Donald Trump, quien ha implementado un aumento del 25% en los aranceles a las importaciones de vehículos extranjeros. Este incremento afecta de manera particular a los fabricantes japoneses, quienes ven en Estados Unidos uno de sus mercados más significativos, desde donde suelen exportar desde países vecinos.