Hoy en día los directivos han dejado de ser meros gestores para convertirse, cada vez más, en líderes y referentes. Ejemplos como el de Satya Nadella han inspirado a una nueva generación que ha apostado por el aprendizaje continuo, no solo como método de reciclaje, sino como marca personal.
La formación ya no se considera un medio para alcanzar la alta dirección, sino en una necesidad profesional y personal para mantenerse conectados con el día a día de la empresa y de sus equipos. Por ello, un número creciente de ejecutivos invierte de manera continuada en su desarrollo profesional.
Según datos del IESE, los directivos deberían dedicar al menos el 5% de su tiempo a actividades formativas y cursos online, como los que ofrece formaciononline.eu, una plataforma online con más de 4.000 cursos gratis y actualizados diariamente. Esta cifra, alrededor de cien horas al año, supone casi dos horas semanales.
Pilar estratégico
Un ritmo cada vez más acelerado de transformación digital, la gestión de equipos virtuales y la expansión de la inteligencia artificial hacen casi obligatoria esta tendencia. En un contexto donde los cambios tecnológicos reconfiguran los modelos de negocio, la formación deja de ser una opción para convertirse en un pilar estratégico.

Cada vez son más las empresas que apuestan por incorporar programas ejecutivos, tanto online como presenciales, dirigidos a líderes de alto nivel. Entre ellos se encuentran cursos especializados en liderazgo efectivo, inteligencia emocional, coaching y resolución de conflictos, con metodologías que permiten compaginar la actividad profesional con la formación continua.
Más allá de las habilidades directivas
La formación de los officers, sin embargo, ya no se limita únicamente a competencias de liderazgo. Incorporar contenidos técnicos avanzados en su rutina formativa empieza a ser una constante.
Entre las áreas con mayor demanda se encuentran las finanzas corporativas, la ciberseguridad, la gestión del dato, la analítica avanzada, la sostenibilidad empresarial o el cumplimiento normativo.
En muchos casos, las compañías impulsan módulos específicos sobre inteligencia artificial aplicada al negocio, algoritmos de recomendación, automatización de procesos o medición del impacto ESG, con el objetivo de reforzar la competitividad y responder a regulaciones cada vez más exigentes.
Nuevos campos de interés
El aprendizaje de nuevas habilidades se extiende también a campos menos tradicionales. Crece el interés por la formación en toma de decisiones basadas en la evidencia, pensamiento crítico, gestión intercultural, metodologías ágiles o diseño de experiencias para clientes.

Todo ello permite a los officers tener un perfil directivo más versátil, con capacidad para comprender las implicaciones tecnológicas, económicas y sociales de cada decisión estratégica.
La formación constante fortalece la resiliencia, la adaptabilidad y el compromiso organizativo, según datos de diversos estudios. De este modo, llevar a cabo un aprendizaje constante mejora la flexibilidad, potencia la comunicación y fomenta la innovación y la resolución de problemas.
Formación continúa, liderazgo empoderado
Los beneficios de este modelo son incuestionables. Los directivos que se forman de manera continua inspiran a sus equipos, lideran con mayor eficacia y contribuyen a la transformación interna de sus organizaciones.
En la empresa actual, el liderazgo no se limita a dirigir o tomar decisiones. Implica cultivar la curiosidad, invertir en el propio desarrollo y demostrar que el camino del conocimiento no se detiene. Aprender día a día es la nueva forma de liderar en el S. XXI.
