El primer ministro de Australia, Anthony Albanese, ha asegurado este martes que ve posible alcanzar un punto de equilibrio en las negociaciones con la Unión Europea para firmar un tratado de libre comercio (TLC), un acuerdo bloqueado desde hace meses por diferencias en productos clave y denominaciones de origen.
Durante una reunión en los márgenes de la cumbre del G7 en Canadá, Albanese se encontró con Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y con António Costa, presidente del Consejo Europeo.
El resultado, según sus propias palabras, ha sido «esperanzador», tras desbloquear «de forma satisfactoria» algunos de los puntos de fricción.
El tratado lleva negociándose desde 2018, pero las conversaciones se paralizaron en 2023 por discrepancias en temas sensibles, como la protección europea a denominaciones de origen.
Australia quiere mantener nombres como prosecco y feta para productos locales, pese a que la legislación europea los reconoce exclusivamente para alimentos originarios de Europa.
Otro obstáculo en las conversaciones ha sido el acceso al mercado agrícola europeo, especialmente para productos como el azúcar australiano, en un contexto que afectaría a más de 445 millones de consumidores.
El diálogo se retomó en abril en respuesta a los cambios del entorno comercial internacional, marcados por la guerra arancelaria impulsada por la administración de Donald Trump en Estados Unidos.
Desde Canadá, Albanese ha afirmado que Australia solo aceptará un acuerdo «que respete sus intereses nacionales».