BBVA ha registrado la salida de dos altos directivos de Garanti BBVA en apenas tres semanas, un movimiento poco habitual en uno de los mercados estratégicos del grupo. Entre los ejecutivos que han abandonado la filial figura el responsable del área de Crédito, un puesto clave en un entorno marcado por el deterioro del riesgo.
La entidad ha encuadrado estas salidas dentro de cambios organizativos ordinarios, aunque se producen en un momento especialmente delicado para el negocio en Turquía. El país es el tercer mercado más relevante para BBVA por volumen de activos, pero su contribución a resultados lleva años bajo presión.
La marcha de estos directivos se suman al goteo incesante de salidas en la cúpula de la entidad desde el fracaso de la opa sobre Sabadell. Los expertos apuntan a un intento de despegarse de la personalísima gestión de Carlos Torres.
Un negocio que no termina de despegar
Las previsiones del banco apuntan a que Turquía seguirá penalizando los resultados en los próximos ejercicios, con un impacto significativo sobre el beneficio esperado. La entidad ha reconocido internamente que la normalización del entorno económico no será inmediata y que la visibilidad sigue siendo limitada.
En este contexto, la salida de directivos con responsabilidades directas sobre el riesgo crediticio refuerza la percepción de tensión interna en la gestión del negocio, más allá del mensaje oficial de normalidad. BBVA ha iniciado la sustitución de los cargos, aunque sin detallar un cambio de estrategia de fondo.
El mercado turco continúa siendo una apuesta relevante para el grupo, pero también uno de los principales focos de incertidumbre en su perímetro internacional.
Ajustes también en banca corporativa
Las turbulencias no se limitan a Turquía. En los últimos meses, BBVA ha llevado a cabo una reordenación silenciosa en su división de Banca Corporativa y de Inversión (CIB), con la salida de ocho profesionales del área de markets, incluidos varios directores generales.
Se trata de una de las áreas más estratégicas del banco, tanto por peso en resultados como por visibilidad internacional. Aunque la entidad no ha explicado los motivos, los cambios se concentran en un momento en el que BBVA busca reforzar su posicionamiento en mercados como Estados Unidos, Reino Unido y Oriente Medio.
CIB sigue aportando una parte relevante del beneficio del grupo, pero los movimientos apuntan a un ajuste de equipos y prioridades en un entorno de mayor competencia y menor margen para el error.
Un mensaje que no pasa desapercibido
En paralelo, Francisco Javier Rodríguez Soler, responsable global de Banca Corporativa y de Inversión y de Sostenibilidad de BBVA, ha vendido una parte de su participación en el banco mediante una operación comunicada al mercado.
La venta se ha producido en un momento de elevada cotización de la acción y coincide temporalmente con los ajustes en su área de responsabilidad. Aunque la operación se ajusta a la normativa, no ha pasado desapercibida en el contexto actual.
Las salidas en Turquía, los cambios en CIB y los movimientos en la alta dirección dibujan una fase de reajuste interno en BBVA, en la que el banco revisa su estructura mientras intenta contener los riesgos en algunos de sus mercados más expuestos.
