El Banco Central Europeo (BCE) quiere mantener abiertas todas las opciones en sus próximas decisiones sobre los tipos de interés, según reflejan las actas de su reunión de septiembre.
La institución considera que el entorno actual exige máxima flexibilidad para responder con agilidad ante los posibles movimientos de la inflación y el crecimiento económico.
«Con las perspectivas para la inflación más inciertas de lo habitual y el riesgo de impactos grandes sobre la inflación y el crecimiento en ambas direcciones, fue importante mantener la opcionalidad total para las futuras reuniones y ser ágil para reaccionar rápidamente en caso necesario», recogen las actas.
Decisiones moderadas
El BCE subraya que decidirá en cada reunión en función de los datos económicos disponibles, sin comprometerse con una trayectoria determinada de tipos. El Consejo de Gobierno acordó por unanimidad mantener los tipos en el 2%, un nivel que considera «suficientemente robusto para gestionar impactos» y adecuado para cumplir su mandato.
La entidad señala que no reaccionará ante fluctuaciones moderadas de la inflación, y que solo modificará los tipos si se produce una desviación significativa del objetivo del 2% a medio plazo. El tono de comunicación, según el BCE, debe seguir siendo cuidadoso, neutral y sin compromiso respecto a futuras decisiones.
Entre los miembros del Consejo, la presidenta Christine Lagarde y el economista jefe Philip Lane reiteran que los actuales tipos son apropiados. Sin embargo, el vicepresidente Luis de Guindos advierte de los riesgos geopolíticos y del débil crecimiento de la eurozona.
En la misma línea, el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, sostiene que el enfoque de reunión a reunión mantiene «todas las opciones abiertas», incluida una posible bajada de tipos.
Francia y la deuda soberana
Las actas también apuntan que la crisis política en Francia apenas ha afectado a su deuda soberana. La rentabilidad del bono francés a diez años rozó el 3,6%, pero el BCE señala que los diferenciales frente al Bund alemán se mantienen dentro de un rango estable.
La entidad destaca que la fragmentación en los mercados de deuda de la zona euro se ha reducido a niveles mínimos desde 2007, incluso pese a la reducción de su balance y los tipos elevados.
Además, el interés de los inversores extranjeros en los bonos europeos ha aumentado, impulsado por rentabilidades más atractivas frente a las de Estados Unidos o Japón una vez descontados los costes de cobertura de divisas.
El BCE considera que esta tendencia responde a una diversificación de las inversiones y a una menor brecha entre las perspectivas económicas de la zona euro y Estados Unidos, lo que ha convertido a los bonos europeos en un destino relevante para los flujos internacionales de capital.