La Cancillería china ha defendido el megaproyecto hidroeléctrico en el río Yarlung Tsangpo, en el Tíbet, y aseguró que no tendrá impactos negativos en países vecinos como India y Bangladés.
Según Pekín, se mantiene la «comunicación necesaria» y una cooperación activa en datos hidrológicos y prevención de inundaciones con las naciones ribereñas.
La presa se construye en el tramo bajo del río Yarlung Tsangpo, que se convierte en el Brahmaputra al entrar en territorio indio. Pekín afirma que se está levantando bajo «los más altos estándares nacionales» y con el objetivo de preservar el ecosistema original.
«El proyecto busca acelerar el desarrollo de energías limpias, mejorar significativamente las condiciones de vida locales y contribuir activamente a la lucha contra el cambio climático», declaró Guo Jiakun, portavoz del Ministerio de Exteriores chino, quien insistió en que se trata de una infraestructura «dentro de la jurisdicción soberana de China».
Pekín afirma que la obra evitará zonas medio ambientalmente sensibles, ayudará a prevenir desastres en toda la cuenca del río y «no tendrá efectos negativos aguas abajo».
La llamada presa de Yarlung Tsangpo, cuya construcción comenzó este mes tras su aprobación en diciembre, está considerada uno de los proyectos hidroeléctricos más ambiciosos del mundo. Tendrá una capacidad estimada de 300.000 millones de kilovatios/hora anuales, tres veces superior a la de las Tres Gargantas.
Tanto India como Bangladés han expresado públicamente su preocupación por las posibles consecuencias en el flujo natural del río y en la seguridad alimentaria e hídrica de millones de personas.
En enero, el Gobierno indio pidió a China que garantizara que los intereses de los países ribereños «no se vean perjudicados». Expertos han advertido del riesgo de inundaciones o sequías si se gestiona unilateralmente el recurso.
También se han señalado posibles impactos ecológicos en una de las regiones más biodiversas del Himalaya.