China despide el año de la rata preocupada por el consumo interno

Según cuenta la leyenda, el Emperador del Cielo convocó a doce animales, los cuales fueron llegando según el orden del horóscopo chino. En el camino debían cruzar un río. Y la rata, el primer año del ciclo, fue la primera en cruzar. Lo hizo haciendo gala de su picaresca, a lomos del perseverante buey, el año nuevo recién estrenado en China. Cuando el buey se disponía a cruzar la puerta del cielo en primera posición, la rata saltó de su espalda justo antes de alcanzar la meta, arrebatándole así la victoria. Mientras cruzaban el río, además, la astuta rata estaba encima del buey junto al gato (uno de sus mejores amigos entonces). Sin embargo, la rata se deshizo del gato a traición, tirándolo al río. Desde ese momento, además de no haber año del gato, la rata se ganó un enemigo para toda la eternidad.

El último año de la rata fue el de la crisis financiera internacional de 2008. Entonces, con constancia y buen hacer, el buey tuvo que iniciar la recuperación de 2009. En 2021, también va a ser necesario enmendar otro mal año de la rata, si bien el camino se antoja difícil hasta para el robusto buey. Pero 2021, en cualquier caso, debe marcar el inicio de la recuperación de la crisis del COVID-19. De momento, el año ha comenzado sin los millones de desplazamientos característicos por estas fechas en China. Y el IPC de enero ha registrado una deflación del 0,3%. La menor actividad del consumo doméstico, reflejada en un sector servicios fuertemente castigado por la crisis, se está viendo compensada con mayores tasas de inversión. La inversión extranjera directa de enero en China, sin ir más lejos, ha crecido un 4,6%. Y los bajos tipos de interés, por otra parte, han hecho aumentar el crédito bancario un 6% interanual en enero. Los precios a la producción industrial han vuelto al terreno positivo. Y la bolsa, además, se ha ido de vacaciones en niveles máximos de 2015.

La recuperación del consumo, sin embargo, es clave. Las restricciones en la movilidad, si bien China ha recuperado parte de la normalidad perdida tras el COVID-19, afectan de lleno al consumo. Y, pese a los esfuerzos por profundizar en la digitalización (las ventas minoristas vía e-commerce han subido un 10%), la economía china sigue siendo dependiente del modelo clásico de exportaciones e inversión. Por tanto, a corto plazo, una pista sobre la evolución del consumo en China será la taquilla de cine durante estas dos semanas festivas de año nuevo. Las salas de cine chinas, antes de la pandemia, recaudaron 9.300 millones de dólares. Y, con motivo de los estrenos lanzados durante el año nuevo lunar, estos días deberían recaudarse unos 800-900 millones de dólares. A largo plazo, lógicamente, la recuperación pasa por dejar atrás todo lo malo del año de la rata. O, dicho con otras palabras, la recuperación económica a nivel global pasa por una erradicación completa del COVID-19.

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