China ha intensificado su postura en la guerra comercial con Estados Unidos al ordenar a sus aerolíneas que no acepten más entregas de aviones de Boeing. Esta decisión, reportada por Bloomberg, llega en un momento en el que ambos países han incrementado significativamente sus aranceles mutuos, con Estados Unidos imponiendo un 145% sobre las importaciones chinas y China un 125% sobre los productos estadounidenses.
Además de la prohibición de nuevas entregas de aviones, la agencia Bloomberg informa que China ha solicitado a sus aerolíneas que suspendan «cualquier compra de equipos y piezas para aeronaves a empresas estadounidenses». Esta medida podría tener un impacto significativo en Boeing, que ya se enfrenta a una disminución en sus ventas al mercado chino desde 2019.
El sector de la aviación estadounidense, con Boeing a la cabeza, se considera uno de los más afectados por estas tensiones comerciales. La empresa con sede en Arlington podría enfrentar una competencia más fuerte de Airbus y la Commercial Aircraft Corporation of China (COMAC), que busca consolidar su presencia en el mercado doméstico con apoyo estatal.
Durante la primera presidencia de Trump, Boeing logró esquivar los aranceles, pero la situación cambió drásticamente desde 2022. Ese año, el 25% de las entregas internacionales de Boeing se dirigían a China, cifra que cayó al 9% en 2023. Según analistas, la escalada arancelaria incrementará los costos de las empresas estadounidenses en sectores como maquinaria, textil y electrónica debido al encarecimiento de las piezas y materias primas importadas de China.
La guerra comercial, iniciada por la administración Trump, se avivó a principios de abril con la aplicación de «aranceles recíprocos». Sin embargo, tras el impacto negativo en los mercados, el gobierno decidió suavizar su postura con otros países mientras mantenía la presión sobre China. Washington ha dejado ciertos productos tecnológicos chinos sin gravar, pero se prevé que los aranceles sobre semiconductores se apliquen «en un futuro próximo».
China ha reiterado su demanda de que Estados Unidos cancele «por completo» los gravámenes, argumentando que «nadie gana en una guerra comercial» y que «el proteccionismo no tiene salida». Estas declaraciones subrayan la tensión continua entre ambas potencias, en un contexto donde el diálogo y la cooperación parecen más distantes que nunca.