El Gobierno chino insistió en que «no hay ganadores en una guerra comercial», después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciase que pospondrá al 1 de agosto el final de la tregua arancelaria concedida a sus socios comerciales.
Mao Ning, portavoz de la Cancillería china, declaró que «el proteccionismo perjudica a todas las partes». No obstante, evitó facilitar detalles acerca de si Washington y Pekín están llevando a cabo nuevas negociaciones comerciales en estos momentos.
Ese mismo día, el Diario del Pueblo, órgano oficial del Partido Comunista Chino (PCCh), publicó un editorial en el que señalaba que «el diálogo y la cooperación son claramente la vía correcta para resolver las disputas económicas y comerciales», y advertía que «el chantaje y la coerción no son la salida».
El Ministerio de Comercio chino recordó que el pasado 27 de junio, en Londres, ambas potencias habían acordado los términos del acuerdo sellado en su última ronda de negociaciones.
Pekín se comprometía a revisar y aprobar solicitudes de exportación de bienes restringidos, como las tierras raras, mientras que Estados Unidos cancelaría una serie de medidas restrictivas, sin ofrecer más detalles.
Trump había anticipado tras esa cita que el acuerdo contemplaba un arancel del 55% a productos chinos y otro del 10% a bienes estadounidenses por parte de Pekín.
Esa ronda buscaba rebajar las tensiones tras el incumplimiento mutuo del pacto de Ginebra, firmado en mayo, que dio paso a una tregua comercial de 90 días. En ella, China redujo del 125% al 10% sus aranceles a productos de EE.UU., mientras que Washington bajó del 145% al 30% sus tasas a bienes chinos.
No obstante, Pekín acusó a EE. UU. de violar el acuerdo al restringir la exportación de chips de inteligencia artificial, suspender ventas de software de diseño de semiconductores y amenazar con revocar visados para estudiantes chinos.
Por su parte, Washington sostenía que China tampoco había cumplido, al mantener trabas a la exportación de tierras raras.