China ha respondido con firmeza a la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer un arancel del 50% a las importaciones de cobre, que entrará en vigor el próximo 1 de agosto.
Pekín advierte de que «no hay ganadores en una guerra arancelaria» y cuestiona los argumentos de seguridad nacional utilizados por Washington.
«El abuso de los aranceles no beneficia a ninguna de las partes», afirmó Mao Ning, portavoz del Ministerio de Exteriores chino, en una rueda de prensa.
La diplomática añadió que el país asiático «siempre se ha opuesto a la generalización del concepto de seguridad nacional», en referencia a la justificación empleada por la Casa Blanca para imponer nuevas restricciones comerciales.
Trump anunció la medida este martes a través de su red Truth Social, donde explicó que el arancel se basa en «una rigurosa evaluación de seguridad nacional» y persigue «volver a construir una industria del cobre dominante en Estados Unidos».
Según datos del Foro Económico Mundial, China y la República Democrática del Congo comparten el tercer puesto entre los mayores productores de cobre del mundo, por detrás de Chile y Perú, lo que convierte al mineral en un eje estratégico en la pugna comercial global.