El Ministerio de Finanzas de China ha anunciado un veto a las empresas de la Unión Europea en licitaciones públicas de productos médicos superiores a 5,3 millones de euros, en represalia por una decisión similar tomada por Bruselas a finales de junio.
La medida afecta a concursos gubernamentales con un presupuesto superior a 45 millones de yuanes (6,3 millones de dólares), según recoge un comunicado oficial. Las restricciones comienzan a aplicarse de forma inmediata e incluyen una lista de hasta 50 aparatos sanitarios.
Para licitaciones que involucren a empresas no europeas, se impone un límite del 50 % de productos importados desde la UE. Sin embargo, en casos donde solo la maquinaria europea pueda cubrir la demanda técnica, las autoridades chinas no aplicarán estas limitaciones.
Con esta respuesta, Pekín replica a la Comisión Europea, que el 20 de junio vetó a firmas chinas en licitaciones médicas superiores a 5 millones de euros y fijó el mismo tope del 50 % de insumos chinos en los concursos de la UE.
La medida de Bruselas entró en vigor a finales de junio y afecta a una amplia gama de productos, desde mascarillas y material farmacéutico hasta dispositivos de radioterapia y equipos veterinarios.
Una reacción previsible de Pekín
La decisión china se produce tras un año de investigaciones por parte de la Comisión Europea, que concluyó que el 87 % de las licitaciones médicas en China discriminaban a empresas europeas o productos fabricados en la UE.
Desde Pekín, el portavoz del Ministerio de Exteriores calificó entonces las restricciones como «proteccionismo» y acusó a Bruselas de mantener un doble rasero. «Practican una competencia desleal en nombre de la competencia justa», afirmó, advirtiendo que China protegería los intereses de sus empresas.
El cruce de represalias llega justo al cierre de una visita del ministro de Exteriores chino, Wang Yi, a Europa, en la antesala de una cumbre bilateral con líderes europeos prevista para este mismo mes.
El nuevo enfrentamiento añade tensión a una relación ya marcada por los controles recíprocos, la supervisión tecnológica y las disputas sobre acceso a mercados estratégicos.