China inicia hoy su nuevo año lunar, el Año del Perro, inmersa en un proceso de transformación de su modelo económico donde los servicios y el consumo doméstico tienen un papel cada vez más decisivo. Esta transformación está dando sus frutos, como demuestran las cifras de crecimiento del país, según Julien-Pierre Nouen, economista jefe de Lazard Frères. El crecimiento chino sorprendió favorablemente en el cuarto trimestre, volviendo a situarse estable en un 6,8% anual. Estos datos llevan al crecimiento en el conjunto del año 2017 al 6,9%, por encima del 6,7% de 2016. «Este ritmo de expansión económica es un poco más elevado que el objetivo de crecimiento que había fijado el gobierno en “alrededor del 6,5%”. Además, es más elevado que las previsiones de los analistas y de las instituciones a principios del ejercicio» según Nouen. En términos nominales, la aceleración del crecimiento es aún más significativa (11,3% en 2017 frente al 7,9% en 2016). Combinada con una desaceleración del crédito, ésta ha permitido frenar la subida del ratio deuda/PIB (256,4% del PIB en el tercer trimestre 2017 según el IIF). Una interrupción de las contribuciones de crecimiento del PIB indica que el consumo ligeramente más débil y la inversión fueron amortizados por el comercio exterior.
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