Cinco escapadas sin mar pero con chapuzón

Selección de cinco enclaves fluviales y piscinas naturales en distintas provincias de España que combinan frescor, paisaje y desconexión.
Las Chorreras del Cabriel Las Chorreras del Cabriel
Las Chorreras del Cabriel :: Las Chorreras del Cabriel

¿Ganas de refrescarte? ¿Playa? No, gracias. Lo que apetece este verano es la piscina que no se esperaba, el río que se abre en remanso o esa poza esculpida en la roca que te hace sentirte fuera del mapa.

Cuando el calor aprieta y el cuerpo pide un descanso, el agua es el plan. Pero no hace falta litoral: hay escapadas de interior que refrescan mucho más.

Aquí van cinco rincones sin mar y sin agobios donde darse un buen baño este verano. Desde la sierra madrileña hasta los valles de Extremadura, pasando por la calma de La Mancha o la magia líquida de Guadalajara.

Piscinas de Las Berceas :: Ayuntamiento de Cercedilla

Las Berceas (Cercedilla, Comunidad de Madrid)

Imagina un claro entre pinares, el sol filtrado por las ramas y dos piscinas naturales que parecen parte del paisaje.

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Las Berceas, en el Valle de la Fuenfría, ofrecen eso y más: agua tratada, césped fresco y sombra garantizada. No es una poza salvaje, pero sí una de las mejores formas de escapar de Madrid sin renunciar al confort.

Ubicadas dentro del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, estas piscinas funcionan como un afterwork de montaña: se puede subir en tren, caminar un poco y acabar tumbado al sol con vistas a los picos. Ideal para combinar senderismo suave y siesta acuática.

El bar de la entrada tampoco decepciona.

Puente de San Pedro :: The Officer

Puente de San Pedro (Zaorejas, Guadalajara)

Hay lugares que no necesitan filtros. El Alto Tajo es uno de ellos.

Entre cañones calizos y sabinas centenarias, el río Tajo se toma un respiro y forma aquí una piscina natural de aguas limpias y fondo de piedra clara. El resultado: un espejo líquido donde sumergirse parece una ceremonia.

El acceso al Puente de San Pedro está controlado, lo que garantiza cierta calma incluso en temporada alta. Se puede ir con niños, flotar en calma o lanzarte desde las rocas si se busca algo de emoción. Y cuando todo acabe, una toalla al sol y silencio. Nada más.

Los Pilones :: The Officer

Los Pilones (Valle del Jerte, Cáceres)

En este enclave, el río Jerte ha esculpido durante siglos una secuencia de piscinas naturales circulares, pulidas y redondeadas, que forman uno de los paisajes fluviales más reconocibles de Extremadura.

El acceso requiere una caminata desde el centro de interpretación de la Reserva Natural Garganta de los Infiernos, un recorrido sombreado que atraviesa un entorno frondoso. La temperatura del agua es baja y la escena final, entre rocas y corrientes claras, ofrece una experiencia visual y sensorial difícil de igualar.

Piscinas Naturales Candeleda :: Tripadvisor

Charco Azul (El Raso, Ávila)

En la vertiente sur de la Sierra de Gredos, entre robles y laderas de montaña, se esconde una poza de aguas profundas y tonalidad intensa conocida como Charco Azul.

Su localización, sin instalaciones ni infraestructuras visibles, mantiene intacto el carácter natural del paraje.

El acceso es breve, siguiendo un sendero que culmina junto a un tramo del río donde las piedras se convierten en improvisadas zonas de descanso. Se trata de un enclave ideal para quienes priorizan la conexión con la naturaleza y la ausencia de masificación.

Las Chorreras :: Las Chorreras del Cabriel

Las Chorreras del Cabriel (Enguídanos, Cuenca)

En el curso alto del río Cabriel, el agua ha creado un conjunto de pozas, cascadas y toboganes naturales de un característico tono turquesa.

El enclave, declarado Monumento Natural, se extiende a lo largo de varios cientos de metros, con zonas de baño de distinta profundidad y corrientes suaves en la mayoría de tramos.

El entorno está protegido, por lo que el acceso se regula mediante reserva previa, lo que ayuda a conservar su estado y a evitar la masificación.

El contraste entre el sonido constante del agua y la quietud del paisaje circundante lo convierte en uno de los rincones fluviales más singulares del interior peninsular.

Plan sin playa, pero con propósito

Estos cinco destinos comparten algo más que el agua: ofrecen la sensación de haber dejado atrás, aunque solo sea por unas horas, el ruido y la rutina.

Cada uno aporta su propia fórmula de descanso, ya sea bajo la sombra de un bosque, junto a la piedra de un desfiladero, en la calma de un embalse o en la corriente de una cascada. Sin mar ni arena, pero con el mismo poder para renovar cuerpo y ánimo.

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