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A finales de diciembre, mientras muchas familias ajustan presupuestos ante la llegada de enero, una parte creciente de los jóvenes afronta el inicio del año sin tensión financiera.
La Generación Z, nacida entre finales de los noventa y la primera década de los dos mil, ha modificado la forma de consumir y, con ello, la percepción de la llamada cuesta de enero. No se trata de gastar más, sino de gastar de otra manera.
Comprar ahora no significa endeudarse
El Compra ahora, paga después (BNPL) se ha consolidado como una herramienta habitual para esta generación. Plataformas digitales y soluciones bancarias permiten fraccionar pagos sin intereses si se cumplen los plazos. Para estos usuarios, aplazar no equivale a endeudarse, sino a planificar la liquidez mensual.
«Durante la temporada navideña, los consumidores buscan soluciones que les permitan disfrutar de estas fechas sin comprometer su estabilidad económica. En este sentido, el BNPL es una opción muy práctica porque facilita el acceso a productos y fomenta un consumo responsable y planificado», César de Andrés, Chief Commercial Officer de Oney España.
Gestión financiera en tiempo real
La Generación Z ha crecido con herramientas digitales que permiten visualizar gastos al instante, controlar suscripciones y comparar precios de forma sistemática.

El impacto emocional del gasto se reduce porque el desembolso se reparte y se anticipa. En España, 4 de cada 10 consumidores ya utilizan BNPL en compras inferiores a 500 euros, una cifra que confirma la normalización de este modelo de pago..
El cambio no es solo financiero, sino cultural. La Generación Z no siente la obligación de cumplir con determinados estándares de consumo en Navidad. Prioriza experiencias, productos de segunda mano o marcas alineadas con sus valores. El BNPL facilita este enfoque al permitir acceder a productos concretos sin asumir un impacto inmediato elevado.
«Estas facilidades de pago atraen a compradores jóvenes que desean expresar identidad personal sin comprometer su situación económica», Valérie Lamy, program manager del MSc Fashion & Luxury Marketing de TBS Education Barcelona
Anticipación frente a improvisación
Otra de las claves para esquivar la cuesta de enero es la anticipación. Alertas de descuentos, listas de deseos y campañas como Black Friday permiten distribuir el gasto durante varias semanas. De este modo, diciembre deja de concentrar el esfuerzo financiero y enero pierde su carácter crítico.

El crecimiento del BNPL se apoya en sistemas tecnológicos que personalizan la experiencia de pago y ajustan las condiciones a cada perfil. Según las previsiones del sector, el mercado BNPL crecerá un 11,6% en 2025, impulsado por la demanda de flexibilidad, transparencia y control del gasto.
Un cambio generacional en la relación con el dinero
Más allá de la herramienta, el BNPL refleja una relación distinta con el dinero. La Generación Z evita el crédito tradicional, prioriza la claridad de condiciones y utiliza la tecnología como aliada para gestionar su economía durante todo el año.
«En España vemos un consumidor más informado, que busca valor y confianza, y que encuentra en las soluciones de pago flexible una forma de comprar de manera más responsable y planificada. Esta madurez del mercado confirma el crecimiento del comercio electrónico», Simone Mancini, CEO y cofundador de Scalapay.
¿Una solución sin riesgos?
Los expertos advierten de que el fraccionamiento de pagos puede generar dependencia si se convierte en norma. Exceso de plazos abiertos o baja capacidad de ahorro son riesgos potenciales.

Sin embargo, el uso actual del BNPL entre los jóvenes apunta a un consumo escalonado y controlado, más vinculado a la organización que al impulso.
Enero deja de ser una cuesta
Para la Generación Z, enero ha dejado de ser un mes excepcional. La fragmentación del gasto y el control digital han normalizado el flujo financiero a lo largo del año. El consumo se adapta a la realidad económica, no al calendario.
Más que eliminar la cuesta de enero, esta generación ha redefinido el camino. Y lo ha hecho apoyándose en tecnología, anticipación y una relación distinta con el dinero, donde organizarse pesa más que renunciar.
