A partir de septiembre, las carteras de Lombard Odier tienen mayor exposición a invertir en mercados emergentes, acciones de small-cap y a deuda corporativa. Desde la gestora han ajustado su asignación de activos subyacentes para «aprovechar una serie de nuevas tendencias estructurales clave y para reflejar un mundo con un crecimiento y rendimientos de inversión futuros menores». Tradicionalmente en septiembre vemos a los mercados entrar en una nueva fase después de la pausa del verano: un momento apropiado, creen, «para revisar nuestra propia estrategia de inversión». Su experiencia en inversiones destaca a lo largo de tres períodos de tiempo distintos: el corto plazo (inversión táctica), el medio plazo (ciclo económico actual) y el largo plazo (perspectivas seculares y tendencias). A partir de este mes, Monier apunta que está remodelando su estrategia de inversión a largo plazo. Lo que llamamos nuestra ‘asignación estratégica de activos’ refleja ahora el último pensamiento económico, así como las principales tendencias globales que hemos identificado. A continuación, «evaluamos los cambios, su justificación y lo que significa para el patrimonio de nuestros clientes». ¿Qué está cambiando en la economía global? Bajo crecimiento. Como ha mantenido durante mucho tiempo, «la era posterior a la Segunda Guerra Mundial ya no es el criterio adecuado para medir el crecimiento económico mundial». Los datos del Banco Mundial muestran que, incluso desde la década de 1960, cuando el crecimiento del producto interno bruto (PIB) global era del 5,5%, el crecimiento ha estado ralentizándose en las últimas décadas. Espera que el crecimiento lento «continúe en los próximos diez años».
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