Con los tipos y diferenciales de crédito en niveles tan bajos, según apuntan desde Imantia, se pedían tres requisitos a los activos de renta fija: Fuerte convicción en su valor, absoluta seguridad de la devolución del principal y niveles de duración bajos -para protegernos del movimiento alcista de tipos. Pero lo que más sorprendía, tal y como explican, es que «manteníamos una fuerte posición de liquidez», ya que teníamos la seguridad de que 2018 «nos depararía episodios de volatilidad en los que sería posible realizar inversiones en mejores condiciones que las que ese momento presentaba el mercado». Nos adentrábamos en un mundo desconocido de normalización de tipos tras más de 6 años de intervención monetaria y «era difícil predecir cómo reaccionaría el mercado ante la paulatina subida de tipos de interés que estaban acometiendo los bancos centrales a nivel global», añaden.
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