El consumo mundial de vino ha experimentado un notable descenso en 2024, alcanzando su nivel más bajo desde 1961, según la Organización Internacional del Vino (OIV), que lo anunció. La entidad subrayó la «incertidumbre» en el sector debido a los aranceles impuestos por Estados Unidos como uno de los factores determinantes que explican esta caída.
En su informe, la OIV indicó que el consumo global se sitúa en 214,2 millones de hectolitros (mhl), lo cual significa una caída del 3,3% en comparación con 2023. Esta disminución es especialmente palpable en los dos principales mercados: Estados Unidos y Francia, que sufrieron bajas del 6% y 4%, respectivamente, según lo expuesto por el director general de la OIV, John Barker.
Las razones detrás de esta caída son varias: cambios en los gustos de los consumidores, diferencias generacionales, y un aumento de precios impulsado por la inflación global. Barker también mencionó que los aranceles estadounidenses están creando «incertidumbre en el mercado», aunque se abstuvo de «especular sobre posibles escenarios futuros».
A pesar de las inquietudes por los aranceles, Barker aseguró que si estos permanecieran en un 10%, Estados Unidos seguiría siendo un mercado clave para el vino. Sin embargo, enfatizó la relevancia de las exportaciones, ya que un 47% del vino producido globalmente se envía al exterior, lo que implica que «cualquier tipo de barrera causa distracción en el mercado».
En lo que respecta a importaciones, Estados Unidos lideró como el principal importador en términos de valor en 2024, alcanzando los 6.300 millones de euros. Sin embargo, en volumen, quedó en tercer lugar, por detrás de Alemania y Reino Unido. Por otro lado, la producción de vino también se contrajo en 2024, registrándose en 225,8 mhl, la cifra más baja en seis décadas, debido a «eventos climáticos extremos» que afectaron las cosechas en diversas regiones.
Este descenso en la producción, sumado al incremento en los precios, llevó a una estabilización del comercio internacional de vino, tanto en volumen, que alcanzó los 99,8 mhl, como en valor, con un total de 35.900 millones de euros. Esto muestra pequeñas caídas del 0,1% y 0,3%, respectivamente, en comparación con el año anterior.
Para el año 2025, se proyecta que la producción en los países del hemisferio sur, que están finalizando la vendimia, alcanzará los 47 millones de hectolitros, un aumento del 2,6% respecto a 2024. La OIV prevé incrementos en Argentina, Brasil, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda, mientras que Chile experimentará una disminución.