La cosecha de azúcar de 2024/2025 en Cuba no ha superado las 150.000 toneladas, lo que marca el peor resultado en más de un siglo y menos de la mitad de la producción del año anterior, según cálculos basados en fuentes oficiales.
El volumen queda muy por debajo del ya modesto plan estatal y pone en evidencia el deterioro de un sector que fue pilar de la economía cubana.
Un antiguo responsable del Ministerio de la Industria Azucarera calificó estos datos como un «desastre». La producción actual es insuficiente para cubrir la demanda interna, amenaza el suministro de la industria del ron y dificulta el cumplimiento del acuerdo preferente con China.
En la zafra han operado 15 centrales azucareros, menos del 10% de los que existían en el pasado. La suma de los objetivos previstos alcanzaba unas 280.000 toneladas, pero solo uno de ellos logró su meta.
Entre los mayores, el Antonio Guiteras de Las Tunas produjo 7.200 toneladas, el 16% de lo planificado, y el Dos Ríos de Santiago de Cuba apenas 2.700, el 13% de su objetivo.
Históricamente, Cuba no producía menos de 150.000 toneladas desde el siglo XIX. En contraste, en 1989 llegó a generar ocho millones de toneladas y fue el primer exportador mundial, con más de 160 centrales en funcionamiento y acuerdos preferenciales con Estados Unidos y la URSS.
Los expertos atribuyen el desplome a la obsolescencia de las instalaciones, la falta de inversión, los apagones, la escasez de personal cualificado y las ineficiencias productivas. Parte de la caña se pierde antes de ser procesada por cortes eléctricos, averías y falta de combustible.
El sector arrastra un declive estructural desde hace décadas, agravado por la caída del bloque socialista, las sanciones de Estados Unidos, los precios internacionales y decisiones internas como la reestructuración iniciada a principios de siglo.
La crisis azucarera se suma al complejo contexto económico y social de la isla, cuyo PIB se ha contraído un 11% desde 2020 y afronta nuevas previsiones de caída.