Disney ha iniciado una nueva ronda de despidos que afecta a cientos de trabajadores tanto en Estados Unidos como en el extranjero. Se trata de la cuarta y más extensa oleada de recortes en los últimos diez meses, enmarcada en un proceso de reestructuración destinado a redefinir su modelo de negocio frente a la caída de la televisión lineal.
Los departamentos más golpeados en esta ocasión son los de marketing, cine, televisión, publicidad y operaciones financieras corporativas. La compañía justifica esta medida como parte de una estrategia más amplia para reducir costes y reenfocar su producción de contenidos.
En concreto, Disney disminuirá significativamente la creación de series para plataformas de streaming, priorizando en su lugar la producción de largometrajes destinados a salas de cine.
La reorganización ya había mostrado señales en meses anteriores. A finales de julio, 140 empleados de la división televisiva fueron despedidos, y en mayo, Pixar —filial de Disney— anunció la salida de 175 trabajadores, un 14% de su plantilla. Esta fue la reestructuración más profunda en la historia del estudio de animación.
Con estos ajustes, Disney busca mantener su rentabilidad en un contexto de transformación acelerada del consumo audiovisual. La transición del streaming hacia un modelo más sostenible, junto con la vuelta al cine como eje estratégico, marcan un cambio de rumbo en uno de los conglomerados más influyentes del sector.