La economía española moderó su ritmo de crecimiento hasta el 0,6% en el tercer trimestre de 2023, lo que supone una desaceleración de una décima respecto al trimestre anterior, de acuerdo con los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
El organismo estadístico también revisó el dato del segundo trimestre, fijándolo en un 0,7%, una décima menos de lo estimado inicialmente, lo que confirma una pérdida progresiva de impulso en la actividad económica.
El ajuste refleja un entorno marcado por un menor dinamismo del sector exterior y una evolución más contenida del crecimiento trimestral.
Contribución de la demanda nacional
El crecimiento del tercer trimestre se apoyó principalmente en la demanda nacional, que aportó 1,3 puntos porcentuales al avance del PIB gracias al aumento del consumo y la inversión.
En contraste, la demanda externa tuvo un comportamiento negativo y restó 0,7 puntos al crecimiento, una décima más de lo previsto inicialmente, lastrada por la evolución de las exportaciones y las importaciones.
Este comportamiento evidencia el desequilibrio entre el empuje interno y las dificultades del comercio exterior, debido en gran parte a los diferentes frentes abiertos que mantienen a la comunidad internacional en vilo.
Consumo, inversión y sector exterior
El avance económico se vio respaldado por un incremento del 1,1% en el consumo privado y del 1,3% en el consumo público, mientras que la inversión, medida como formación bruta de capital, creció un 2,1%.
Por el lado negativo, las exportaciones descendieron un 0,6%, reflejando un contexto internacional menos favorable y mayores retos para el sector exterior.
Los datos confirman que la demanda interna sigue actuando como principal motor de la economía, aunque el entorno externo continúa condicionando la evolución del crecimiento.
