Luis de Guindos, el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), subrayó la urgencia de vigilar atentamente los mercados financieros debido a las tensiones comerciales. Estas situaciones podrían dar lugar a ajustes «desordenados» en los mercados o aumentar el riesgo crediticio. En su intervención ante la comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo, De Guindos hizo hincapié en que las «turbulencias en la política comercial» han provocado la «agitación más significativa en los mercados desde la pandemia». A pesar de la solidez del sistema financiero europeo, estos acontecimientos demandan una «monitorización cuidadosa».
De Guindos advirtió que los «ajustes bruscos en los mercados financieros podrían volverse desordenados, sobre todo si son amplificados por el creciente tamaño y la influencia de las instituciones financieras no bancarias». Además, los conflictos comerciales podrían perjudicar tanto a hogares como a empresas, lo que a su vez incrementaría los riesgos crediticios para bancos y entidades no bancarias. Esta situación podría ejercer más presión sobre las finanzas públicas en un contexto de crecimiento económico más débil y mayores necesidades de gasto. Sin embargo, los fundamentos de los bancos europeos «siguen siendo sólidos y están bien posicionados para resistir posibles crisis gracias a su gran capital y colchones de liquidez».
Para preservar la resiliencia del sistema bancario europeo, De Guindos enfatizó la importancia de un «marco regulatorio adecuado» que incluya un sistema de gestión de crisis y seguro de depósitos, englobando también a bancos pequeños y medianos. También destacó la necesidad de hacer «avances» en un sistema europeo de seguro de depósitos. A su vez, indicó que las entidades no bancarias deben estar sometidas a reglas «estrictas» y que es necesario abordar las lagunas regulatorias, tratándolas de manera similar a los bancos tradicionales. «El BCE apoya los esfuerzos por simplificar el marco regulatorio. Sin embargo, esto no debe confundirse con desregulación».
En lo que respecta al crecimiento económico, los datos sugieren un «crecimiento modesto en el primer trimestre de 2025». Sin embargo, De Guindos advirtió que «los riesgos se han intensificado por la excepcional incertidumbre, en gran parte vinculada al comercio». Las barreras adicionales que enfrentan los exportadores europeos y la incertidumbre geopolítica podrían perjudicar negativamente las inversiones, mientras que los consumidores podrían mostrarse más cautelosos al gastar. Aun así, se espera que los planes de inversión en defensa e infraestructuras contribuyan positivamente al crecimiento a largo plazo.
Acerca de la inflación, el BCE anticipa que continuará disminuyendo y se acercará al objetivo del 2%. Sin embargo, las tensiones comerciales añaden incertidumbre a este pronóstico. El BCE tomará decisiones sobre los tipos de interés en función de los datos disponibles y cada reunión. «No nos comprometemos de antemano con una particular senda de tipos», remarcó De Guindos, recordando que desde junio, el BCE ha reducido los tipos de interés en 175 puntos básicos, colocando la facilidad de depósito en el 2,25%.
Finalmente, De Guindos resaltó que los recientes planes nacionales y europeos podrían tener un impacto positivo a largo plazo en la actividad económica, al tiempo que refuerzan el crecimiento. Sin embargo, el entorno actual sigue siendo incierto debido a las tensiones comerciales y financieras. Bajo estas circunstancias, el BCE sigue enfatizando la importancia de una regulación adecuada y la supervisión de los mercados para mitigar cualquier posible impacto negativo.