El sector turístico español sigue ganando terreno. Según el último estudio de CaixaBank Research, su PIB crecerá un 2,7% en 2025, una cifra superior al crecimiento medio de la economía y que consolidará su papel como motor económico con un peso del 13,1% sobre el PIB nacional.
Crecimiento más moderado, pero sostenido
El informe de CaixaBank señala que el turismo entra en una fase de crecimiento más moderado, tras los máximos históricos de 2022 a 2024.
La expansión actual se apoya en tres pilares: mayor renta disponible de los hogares, reactivación de la eurozona y una inflación turística en retroceso.
Durante el primer semestre del año, los indicadores del sector marcaron cifras récord, aunque con menor ritmo de avance. Aun así, el turismo refuerza su posición en la economía, al pasar del 12,6% del PIB en 2019 al 13,1% previsto para 2025.
Factores de riesgo: inflación, geopolítica y eurozona
CaixaBank advierte de un entorno incierto. Los riesgos geopolíticos y una posible ralentización de la eurozona podrían limitar la evolución del sector.
Si el contexto empeora, el turismo podría resentirse indirectamente por una menor capacidad de gasto de los visitantes europeos.
Mejores perspectivas para 2026
Las previsiones para 2026 son más optimistas. CaixaBank estima un crecimiento del 3,2%, impulsado por una eurozona más dinámica: su PIB pasará del 0,9% en 2025 al 1,1% en 2026. Alemania, Francia e Italia serán clave en esa recuperación.
Este repunte económico mejorará el poder adquisitivo de los turistas europeos, lo que se traducirá en mayor demanda de viajes hacia España.
El turismo internacional mantiene su dinamismo, con cifras récord de gasto y llegadas. En cambio, el turismo doméstico cae: en 2024, los residentes españoles realizaron un 0,8% menos de viajes nacionales, pero aumentaron un 12,1% sus viajes al extranjero.
Estados Unidos frena: impacto en zonas rurales y urbanas
El estudio también advierte de una desaceleración del turismo estadounidense. Factores como la apreciación del euro, la incertidumbre política en EE. UU. y la ralentización económica reducen la llegada de turistas norteamericanos.
Esta tendencia podría restar hasta 1 punto al crecimiento del PIB turístico en 2025, sobre todo en zonas rurales y núcleos urbanos no costeros, donde el visitante estadounidense representa hasta el 15% del gasto total.