Asimismo, el banquero italiano ha indicado que las estimaciones de crecimiento apuntan a un ascenso del 1,9% en 2016 y del 2% para 2017. En cuanto al IPC de cara a los próximos dos años, no hay cambios: 1,5% y 1,8%, respectivamente.
"Los riesgos para el crecimiento siguen sesgados a la baja", ha indicado, para matizar que "se ha producido un reequilibrio, gracias a las medidas de política monetaria implementadas", así como a la caída del precio del petróleo y la debilidad del euro.
"La recuperación está en marcha según nuestras previsiones, pero al mismo tiempo por debajo de la potencia (momentum) que esperábamos, debido principalmente a la debilidad de los mercados internacionales", ha añadido Draghi.
En resumen, ha concluido, tras analizar las condiciones económicas y monetarias, se confirma "la necesidad de mantener estable la política monetaria en marcha e implementar de forma firme las decisiones del Consejo del .
Ahora bien, ha añadido, para obtener todos los beneficios que se esperan de las medidas tomadas por el BCE "otros ámbitos políticos deben contribuir de forma decisiva. Debido al elevado desempleo estructural y el bajo potencial de producción de la Zona Euro, la recuperación cíclica en curso tiene que ser apoyada por políticas estructurales eficaces. En particular, con el fin de aumentar la inversión, impulsar la creación de empleo y aumentar la productividad. Una aplicación rápida y efectiva de estas reformas, en un ambiente de política monetaria acomodaticia, no sólo conducirá a un crecimiento sostenible más elevado, sino que aumentara las expectativas de ingresos de forma significativa".
Finalmente, en lo que respecta a la evolución fiscal, la autoridad monetaria estima que el déficit de las administraciones de la Zona Euro disminuya gradualmente desde el 2,1% del PIB de este año al 1,5% en 2017. Mientras que el ratio de deuda pública/PIB también se reducirá hasta el 88,4% en dos años desde el 91,5% de 2015.
Tanto el BCE como el Banco de Japón (BoJ por su siglas en inglés) tienen que lidiar, tal y como indica David Kohl, estratega jefe de divisas de Julius Baer, con "un contexto económico menos sólido que Estados Unidos (…) el fin de la política de tipos de interés cero en ambas regiones está más allá del horizonte de proyección".
La política monetaria de la Zona Euro ha cambiado francamente durante la crisis, explica Philippe Waechter, economista jefe de Natixis AM. "Ahora tiene un objetivo a largo plazo (crecimiento e inflación), pero debe ser muy activa en el corto plazo (como ejemplifica la intervención de Coeuré)", destaca. Con todo, se pregunta: "¿Para enfatizar esta nueva dinámica no sería eficiente tener una política fiscal más activa y específica? ¿No sería más fácil conseguir una mejor trayectoria de crecimiento con dos brazos en lugar de uno?
Avance del QE
Durante la última semana, la autoridad monetaria de la Zona Euro compró 12.455 millones de euros en deuda pública y privada; el acumulado del mes de mayo arroja un saldo de adquisiciones que superaron a las de abril (51.623 millones), mientras que le montante total ascendió a 146.679 millones de euros y supone que al día se ha "gastado" unos 2.619 millones.
"A pesar de ser la mayor cifra mensual desde el comienzo del programa, debería ser superada por la de los meses venideros después de que el BCE anunciara compras masivas para ayudar al mercado de renta fija después de las caída de las semanas pasadas", explican los expertos de Bankinter.
Recordemos que Benoit Coeuré adelantaba que se adelantarán las adquisiciones de bonos en mayo y junio, ya que en julio y agosto se espera un descenso de la liquidez. De esta forma, los 240.000 millones que se inyectarán en los próximos cuatro meses, no tendrán una distribución lineal, si no que se concentrarán en las próximas semanas.
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