La pasada semana, el presidente de EEUU, Donald Trump, confirmaba la retirada de su país del acuerdo sobre el programa nuclear iraní firmado en 2015 en Viena por Teherán, Alemania y los cuatro países con derecho a veto del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Rusia, Reino Unido, Francia, China y, hasta hace pocos días, EEUU. Esta decisión ha supuesto un alza tanto en la tensión en Oriente Medio como en los precios del petróleo. Además, implica que Washington impondrá nuevas sanciones al régimen iraní, al que acusa de ser «el mayor patrocinador de terrorismo» y de haber mentido «cuando dijo que su programa atómico tenía fines pacíficos”, por lo que la Casa Blanca considera que el acuerdo con Irán no sirve para evitar que este país produzca un arma atómica. Esas sanciones que EEUU aprobará próximamente a pesar de los ruegos en contra del consejo del resto de firmantes del acuerdo y de la mitad del Partido Republicano que aupó a Trump a la presidencia no sólo dañarán la capacidad de que Irán se arme o mejorar la inversión extranjera en el país, sino que también perjudicarán a la Unión Europea, que se ha convertido en principal socio comercial de Teherán. De este modo, los datos de intercambios comerciales muestran que, desde la firma del acuerdo en 2015, la relación económica entre la UE e Irán se había multiplicado casi por tres, hasta alcanzar un volumen total de aproximadamente 21.000 millones de euros anuales el año pasado. Por ello, y también por preservar el precario equilibrio geopolítico, el propio presidente francés, Emmanuel Macron, intentó disuadir a Trump de su decisión, al igual que la canciller alemana Angela Merkel, el presidente chino Xi Jinping o la alta representante de Exteriores de la UE, Federica Mogherini, además del máximo dirigente ruso, Vladimir Putin. Fue en vano. Puede ser que en la decisión de Trump de retirar a su país del acuerdo nuclear pese el componente económico, ya que, mientras la UE facturó en más de 21.000 millones de euros por sus intercambios con el régimen iraní, EEUU apenas recibe 200 millones de euros anuales desde hace más de una década por sus relaciones comerciales con Teherán. 
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