Uno de los grandes males de ahorradores, analistas e incluso empresas en sus previsiones, es el cortoplacismo. En el caso del inversor, salir en el momento menos oportuno puede hacer perder jugosas rentabilidades. Así ocurrió con aquellos que decidieron mantenerse al margen de las Bolsas en el primer trimestre, ante los riesgos políticos que se avecinaban. Pero han sido precisamente esos factores políticos, como la victoria de Donald Trump en EEUU, y la buena marcha de la macro en Europa, junto con unos resultados empresariales positivos, lo que ha impulsado las Bolsas. Los expertos de JP Morgan AM recuerdan cómo la renta variable de mercados emergentes, impulsada por unos mejores datos económicos y perspectivas de comercio para estos países, obtuvo una rentabilidad significativamente superior a la de otras clases de activo, subiendo un 10% hasta finales de marzo. Mientras, en la Zona Euro, “una mayor claridad en las perspectivas políticas hizo que la renta variable se comportase mejor que la estadounidense”. Y a pesar del movimiento hacia los activos de riesgo y de la decisión de la Reserva Federal de subir tipos en marzo, la renta fija también generó rentabilidad positiva en el periodo. “Las tires permanecieron relativamente ajustadas, llevando al índice Barclays Global Aggregate a alcanzar una rentabilidad del 0,4%”. Todas estas cifras positivas se las perdieron aquellos que esperaron demasiado para encontrar oportunidades. Los datos lo demuestran: La liquidez generó un -0,1 % en el trimestre, “por lo que los inversores que se quedaron fuera de mercado se perdieron rentabilidades atractivas, tanto a nivel global como de clase de activo”, indican desde JP Morgan. 
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