La semana pasada el Banco de Japón (BoJ por sus siglas en inglés) mantenía sus tipos sin cambios y también su batería de estímulos a la economía. Señalada la ‘década pérdida’ nipona como ejemplo de todas las voces contra las medidas extraordinarias tomadas para salir de la crisis y como ‘lobo’ especialmente para Europa, la autoridad monetaria no ceja en su empeño de devolver la vida a la inflación y apuntalar el crecimiento. De hecho, tras esta reunión, el mismo viernes, entró al mercado para comprar deuda a cinco y diez años mostrando una vez más su fuerte disposición a “hacer lo que sea necesario” para mantener las rentabilidades de la renta fija bajo control. Y es que, ante de esta operación la yield de diez años de Japón alcanzó el 0,15%, su nivel más alto desde que el banco central introdujera los tipos negativos hace poco más de un año.
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