Los plazos de la deuda emitida alrededor de todo el globo se han disparado. Y la perspectiva de que la inflación empieza a moverse ha provocado que la duración pueda convertirse en el más terrible de los problemas para la renta fija cuando los bancos centrales empiecen a subir tipos. Las emisiones a largo plazo se han multiplicado en los últimos años de crisis con Estados y empresas que buscan financiarse a tipos bajos y, si es con una perspectiva de tiempo mayor, mejor que mejor. Según datos de Bank of America, la cantidad de vencimientos de bonos soberanos a 10 años o más se han incrementado en 2016 a máximos, sobrepasando los 730.000 millones de dólares este año. 
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