El mercado pese al reciente repunte de la volatilidad sigue en niveles de estrés poco frecuentes. Demasiada tranquilidad prolongada que provoca el aplanamiento de los principales índices mundiales y que evita que los inversores sigan tomando más riesgos ante la falta de referencias claras para sostener las valoraciones con las que contamos en el entorno actual. Para justificar estos niveles y que al largo plazo se acumulen nuevas ganancias y más niveles de máximos históricos se necesitan episodios negativos que terminen por sanear el ánimo comprador de los últimos tiempos. Tanto es así que incluso dos analistas de Goldman Sachs, Christian Mueller-Glissmann y Alessio Rizzi, consideran que las bolsas necesitan un colapso como una recesión o incluso una guerra para seguir creciendo a posteriori. Esa ha sido generalmente la consecuencia de los 14 “momentos” de baja volatilidad similares al de ahora desde 1928, al menos en los mercados de renta variable, señalaron sendos expertos de Goldman Sachs. Estos períodos, en promedio, duraron casi dos años, presentaron picos de corta duración y se dieron cuenta de que la volatilidad del S&P 500 era por lo general inferior o igual a 10.
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