A cierre del primer trimestre, el JP Morgan GBI-EM Global Diversified Index acumulaba pérdidas del 3,96%, y el componentes de divisas del índice se dejaba un 6,33%. Destaca el mal comportamiento del real brasileño, que cayó un 17% ante la falta de confianza en la Administración de Rousseff y los escándalos de corrupción de Petrobras. En positivo, el rublo ruso escaló un 4,8% y la deuda del país registró ganancias del 11,91%, ante la estabilización del crudo, la reducción de las tensiones en Ucrania y la elevada sobreventa que aquejaba al país.
Por su parte, JP Morgan Emerging Markets Bond Index Global (EMBIG) se anotó subidas del 2,06% en los tres primeros meses del año. Jackie Lafferty, analista de inversiones de Loomis Sayles & Co (filial de Natixis Global AM), destaca la divergencia que se observa entre las rentabilidades del grado de inversión y el high yield. La caída en las expectativas sobre una posible subida en los tipos de Estados Unidos favoreció el "vuelo" hacia el segmento de mayor calidad y duración de los bonos con grado de inversión.
Dentro de los mercados de deuda, llama la atención el repunte de nuevo de Rusia (11,21%) y el desplome de Ucrania (-29,70%), ante las preocupaciones de los inversores por el plan de reestructuración de su deuda. Al mismo tiempo, la firma destaca la "recuperación" de Nigeria (+2,85%), el país más lastrado por el desplome del petróleo, tras las elecciones presidenciales que marcaron la primera transición pacífica de un gobernante electo a otro en la historia.
Finalmente, en lo que respecta a la renta variable, el MSCI Emerging Markets Index ganó un 2,22% en el primer trimestre, con China a la cabeza (+15,99% en dólares). "Mientras los inversores extranjeros siguen cuestionándose las perspectivas de crecimiento del país, los locales seguros del estímulo de las autoridades para alcanzar los objetivos que se han marcado siguen invirtiendo dinero. La elevada ponderación de este índice enmascara las caídas de muchos mercados emergentes, especialmente los europeos y los latinoamericanos, donde unas divisas débiles se han traducido en pérdidas para los inversores en dólares".
A pesar del "dolor", afirma este experto, "tanto el crédito como los bonos soberanos emergentes registro ganancias positivas", apoyados por las políticas, en general acomodaticias, de los bancos centrales: el endurecimiento gradual de la Fed anima la toma de riesgos por parte de los inversores; mientras que las compras masivas de deuda (QE) del BCE deprimen los spreads de la Zona Euro aumentando el atractivo de otras regiones. Mientras, en entorno deflacionista global (bajo crecimiento y precios del petróleo) permite a sus autoridades monetarias reducir tipos o retrasar las subidas.
"El resto de 2015 probablemente se caracterice por la diferenciación entre emergentes. El miedo de los inversores a un aumento del precio del dinero en Estados Unidos, la fortaleza del dólar y el descenso del crudo, seguirá propiciando una dispersión de los retornos. Pero debemos tener en cuenta que la situación puede darse la vuelta rápidamente y los perdedores de ayer pueden ser los ganadores de mañana", concluye Lafferty.
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