No ha habido prórroga. Lo que era un secreto a voces se ha materializado cuando el reloj ha dado las 12 de la noche este miércoles en la Costa Este de EE.UU. Los aranceles recíprocos, que vienen copando las portadas de diarios durante las últimas semanas, han entrado en vigor. China y la Unión Europea, como máximas afectadas, y cerca de 60 países más verán como sus exportaciones a Estados Unidos deben pagar unas nuevas tasas.
Estas medidas fueron anunciadas por el presidente Donald Trump el 2 de abril, un día que él denominó como el «Día de la Liberación». Con esta decisión, las importaciones de China sufrirán un aumento en los aranceles del 50%, llevándolos a un total del 104%, tras la contramedida impuesta desde Pekín. Para la Unión Europea, los aranceles se incrementan hasta el 20%, mientras que otros países se enfrentarán a impuestos adicionales de hasta un 50%.
Estos nuevos gravámenes complementan al 10% a todas las naciones con las que Estados Unidos tiene comercio y que entraron en vigor el pasado fin de semana. Lo que se implementa ahora es una tasa extra para aquellos socios comerciales con superávit notable y grandes volúmenes de importaciones hacia EE.UU.
Las economías asiáticas, que dependen en gran medida de sus exportaciones, se encuentran entre las más afectadas. Vietnam empezará a pagar un 46% en aranceles, Taiwán un 32%, India un 27%, Corea del Sur un 25% y Japón un 24%. A pesar de este impacto, muchas de estas naciones han mostrado su disposición para dialogar acerca de la reducción de estas barreras comerciales, que Washington considera injustas.
Según la Casa Blanca, hasta 70 países han comenzado negociaciones para bajar los aranceles a cambio de medidas que permitan corregir los desequilibrios comerciales con EE.UU. Sin embargo, la relación con China, la segunda economía mundial, es más complicada. En respuesta a las tarifas anunciadas por Trump, China impuso aranceles del 34% a las importaciones estadounidenses, lo que llevó a Trump a sumar otro 50% de aranceles adicionales sobre las importaciones chinas.
Esta situación ha escalado la guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo, manteniendo a los mercados expectantes. Donald Trump ha afirmado que China «quiere un acuerdo sobre aranceles desesperadamente», pero considera que Pekín no sabe «cómo empezar» a negociar. El mandatario estadounidense ha subrayado que la Casa Blanca está a la espera de una llamada del presidente chino, Xi Jinping.
Por su parte, desde el país asiático no se han quedado de brazos cruzados y hace escasos minutos fuentes gubernamentales han reafirmado la «voluntad firme» para responder a lo que consideran una provocación de Washington. Desde Pekín aseguran que cuentan con «abundantes recursos» para enfrentarse si Estados Unidos insiste en «intensificar aún más sus medidas restrictivas económicas y comerciales».
Un elemento adicional en las futuras conversaciones entre Pekín y Washington es el futuro de TikTok en EE.UU., cuya operación se ha exigido que se desvincule de ByteDance, su matriz china. Trump ha expresado su interés en que TikTok funcione en EE.UU., siempre que sea independiente de los servidores chinos, para garantizar la «seguridad nacional» y evitar el control de Pekín sobre su contenido.