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España avanza en el apagado del 3G para dar paso al 5G

Las principales operadoras cerrarán sus redes 3G. La medida, aunque necesaria, afecta a colectivos que aún dependen de esta tecnología.
Una antena de telefonía móvil :: The Officer

El 3G tiene los días contados en España. Lo que durante años fue sinónimo de conexión móvil de alta velocidad pasará pronto a la historia. Algunas de las grandes operadoras han iniciado el apagado progresivo de sus redes 3G en todo el país, en una operación que culminará a lo largo de este año.

El objetivo es liberar espectro radioeléctrico para reforzar las redes 4G y, sobre todo, desplegar con más potencia la infraestructura 5G.

Aunque para buena parte de la población el cambio será imperceptible, la desconexión afectará de lleno a miles de usuarios que todavía utilizan teléfonos móviles antiguos —especialmente personas mayores—, así como a dispositivos conectados mediante IoT (Internet de las cosas), como alarmas, cámaras de seguridad, datáfonos o contadores eléctricos.

Una red que muere para que otras crezcan

Vodafone fue la primera en activar el apagado del 3G en España, con una primera fase iniciada en 2022 y el objetivo de completarlo en 2024. Orange y Telefónica han optado por una estrategia más escalonada: ambas prevén culminar el apagado definitivo a lo largo de 2025.

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Según la operadora británica, desactivar la red 3G permitirá ahorrar hasta 65 GWh de energía al año, una cifra significativa en un contexto de preocupación por la sostenibilidad.

Desde Telefónica Tech explican que mantener redes obsoletas supone un coste económico y energético elevado. El espectro que ocupaba el 3G será reaprovechado para reforzar la calidad del 4G y desplegar mejor el 5G, que es más eficiente y rápido.

En paralelo, la red 2G se mantendrá operativa durante más tiempo, aunque con limitaciones importantes. La mayoría de móviles compatibles únicamente con 3G no podrán conectarse a redes 4G, por lo que quedarán directamente fuera de servicio.

¿Quién se queda atrás?

La desconexión del 3G pone en evidencia una brecha tecnológica que aún persiste en buena parte del país.

Según estimaciones de consultoras especializadas como SmartViser, los dispositivos afectados se concentran principalmente en usuarios mayores de 65 años que no han actualizado sus móviles, y en pequeños municipios rurales donde la cobertura 4G es deficiente o inexistente.

Pero el impacto no se limita a los teléfonos móviles. Muchas empresas y negocios aún utilizan sistemas M2M (máquina a máquina) que dependen de la red 3G, como parquímetros, datáfonos, sensores o alarmas. En esos casos, la desconexión puede implicar interrupciones en el servicio o gastos derivados de la renovación tecnológica.

Advertencias y falta de información

Diversas organizaciones de consumidores han alertado sobre la escasa información que las operadoras están dando a los usuarios más vulnerables. Aunque algunas compañías han enviado avisos por SMS a clientes con terminales incompatibles, muchas personas se enteran del cambio solo cuando su teléfono deja de funcionar.

También se critica que el proceso se haya iniciado en algunos territorios donde el 4G aún no tiene una cobertura suficiente, lo que puede dejar sin conectividad a comunidades enteras.

Un fenómeno global

España no es un caso aislado. A nivel europeo, países como Reino Unido, Alemania, Austria o Suecia también han iniciado el cierre de sus redes 3G, con fechas que oscilan entre 2024 y 2026. En Francia, por el contrario, Orange ha anunciado que mantendrá el servicio hasta 2028.

Desde GSMA, la asociación mundial de operadoras móviles, han defendido públicamente este proceso de transición. «El ciclo de vida del 3G ha terminado», han afirmado en diversos informes técnicos. La entidad sostiene que la reordenación del espectro permitirá mejorar la calidad de las nuevas redes, pero reconoce que el proceso debe gestionarse con criterios de equidad.

Prepararse para el futuro

En respuesta a la situación, muchas operadoras están ofreciendo planes de renovación de dispositivos para los clientes que aún utilizan móviles antiguos. Sin embargo, estas medidas no siempre llegan a tiempo ni alcanzan a todos los colectivos afectados.

Mientras el 5G continúa su despliegue, el apagado del 3G recuerda que, en el mundo hiperconectado, el progreso también exige cuidar a los últimos de la fila. Porque para algunos, el salto de generación digital no es una mejora, sino una pérdida de voz.

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