La superficie agraria útil en España experimentó un leve retroceso en 2024, hasta situarse en 16.712.834 hectáreas, lo que representa una caída del 0,42% respecto al año anterior.
Así lo indican los datos definitivos de la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos (Esyrce) publicada por el Ministerio de Agricultura. Este descenso equivale a una pérdida de más de 70.000 hectáreas cultivadas en el país.
Del total de superficie agraria, el secano sigue dominando con casi 13 millones de hectáreas, frente a las 3,62 millones de regadío. Los invernaderos ocupan cerca de 79.000 hectáreas. Aun así, un tercio del territorio nacional —el 33,03%— continúa dedicado a tierras de cultivo.
Pese al descenso global, varios cultivos amplían su presencia.
Destacan el olivar, que ya supera los 2,8 millones de hectáreas; los cereales para grano, con más de 5,5 millones; y los frutales no cítricos, que alcanzan 1,28 millones.
También se incrementa la superficie destinada a cultivos industriales y a forrajeras, así como a productos como la uva para vino, el almendro o el girasol.
En la categoría de frutales no cítricos se observa un fuerte crecimiento de especies como el pistacho, el cerezo, el guindo, el melocotonero y las nectarinas. Este dinamismo contrasta con la ligera reducción general de la tierra cultivada y confirma el auge de alternativas productivas en distintas regiones.
Del lado de los cultivos industriales, se aprecia un repunte significativo en la superficie de remolacha azucarera y de tabaco.
Según el Ministerio, estos datos reflejan una tendencia de reorientación de los cultivos hacia aquellos con mayor valor añadido y mejores expectativas de rendimiento, tanto en los mercados nacionales como internacionales.