En este entorno de tipos mínimos, o negativos, con cada vez más interrogantes en torno a las políticas monetarias de los bancos centrales, Ana Gil lo tiene claro: “Estamos cortos de duración, principalmente por valoraciones, creemos que en los niveles en los que estamos a día de hoy el potencial de revalorización ya en la deuda pública es muy limitado, mientras que nuestro riesgo de pérdidas si los tipos suben o tuviéramos una corrección en el mercado es mucho mayor”. Por ejemplo, detalla, en el caso del treasury americano a 10 años, actualmente en niveles de yield del 1,8% y de duración aproximada de nueva años, “basta que los tipos suban 20 puntos básicos para que la rentabilidad sea del 0%; si sube más, entonces la pérdida de capital nos excedería el carry del cupón y acabaríamos con retornos negativos”. El margen del bund alemán “es muchísimo menor, apenas dos puntos básicos”. Así, considera que a los niveles actuales “no se nos compensa lo suficientemente bien por el riesgo de tipos”. Sobre todo cuando el mercado experimenta correcciones, casi tantrums, “rápidos y de mucha magnitud”, que son especialmente peligrosas para los activos con duración. “No quiero asustar a nadie pero el taper tantrum de 2013 es un buen recordatorio de lo rápido que puede cambiar el sentimiento del mercado, sin aparente motivo, y del poco margen de absorción que tenemos ahora mismo en la deuda pública”, advierte. En este contexto, detalla, la duración agregada del M&G Optimal Income Fund es de 1,9 años, “bastante cortos respecto a la posición neutral que es de seis años”. Reconoce que podría bajar a cero, pero tampoco quieren porque sería “demasiado agresivo y no creemos que se vayan a producir subidas bruscas de tipos por parte de la Reserva Federal (Fed). Al contrario, pensamos que la normalización monetaria en Estados Unidos se va a llevar a cabo de forma gradual y suave”. El segundo tema de la cartera, continúa, es su apuesta por el crédito americano, debido principalmente a la macro (“creemos que la economía estadounidense está bien”); a que es un mercado más líquido y menos distorsionado por las políticas de QE (Quantitative Easing) y además tiene un fuerte soporte técnico (el 40% está en manos de inversores extranjeros, la mayor parte europeos); y por las valoraciones (deuda de empresas similares se paga mucho mejor). Y, la tercera clave es que “volvemos a ver valor en la renta variable”. Tienen 27 títulos en cartera, la mayor parte en Europa, porque “es la Bolsa que más rezagada se ha quedado”. Por sectores, prima el automovilístico, el farmacéutico y el media. Por el contrario, tienen “poca exposición a crédito europeo”, porque, a pesar de ver una mejoría en los fundamentales de la región, los riesgos son aún elevados: cíclicos (crisis bancaria sin resolver), estructurales (desempleo), políticos (referéndum en Italia, elecciones en Francia y Alemania, movimiento antieuropeo).
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